La Municipalidad Provincial de San Martín, que gestiona la alcaldesa Lluni Perea Pinedo, me ha honrado con una resolución de reconocimiento por mi cuento “El bujurqui Silvio”. Le he expresado mi agradecimiento a la alcaldesa tarapotina mediante una carta reconociendo dicho gesto y haciendo hincapié que ello se debe a los funcionarios de la comuna tarapotina que fueron parte de ese proceso. Y me refiero al personal de la Sub Gerencia de Educación, Cultura, Deporte, Recreación y Participación Ciudadana, de la Gerencia de Desarrollo Social, quienes proyectaron dicho documento oficial. ¿Este casi simple hecho podría tener una explicación y significación? ¡Por supuesto que sí, y mucho!
Quienes tengan interés en interpretar lo que expongo en el párrafo precedente recurran a mis artículos del diario VOCES y después les paso la factura. Porque la esencia para gobernar se basa en pocos pilares básicos y sobre ello me he pasado siglos intentando conversar con los lideres de las gestiones, pero ahí están ellos y siempre terminan como los exfuncionarios Sinpenas: sin pena ni gloria. Ser jefe y líder de una institución y de un proceso no es más que la oportunidad que nos dan y el reto es gestionar con efectividad y eficiencia; pero muchos, cuando llegan a los niveles altos, se idiotizan y creen saberlo todo.
El sábado pasado el Colegio de Ingenieros del Perú-Consejo Departamental de San Martín-Tarapoto, cuyo decano es el ingeniero Juan José Segundo Flores Flores, ha homenajeado a los 154 Miembros Vitalicios de la Orden en una ceremonia especial realizada en el Centro Recreacional del Colegio, distrito de Cacatachi, donde fue grato encontramos con esos amigos de siempre y recordar que, con muchos de ellos, trabajamos juntos, vivimos experiencias inolvidables, nos dieron muestras de sus competencias e hidalguía. Pero no sería justo si no digo que, en el año 2012, el CIP, cuando era Decano el ingeniero Arquímedes Vargas Rodríguez, nos reconoció como miembros vitalicios a los que hasta esa fecha teníamos treinta años de incorporados al CIP. Ambos valiosos reconocimientos difieren en sus sentidos y significación por el contexto de cada uno de ellos. ¡Gracias, señores Decanos!
Sería tremendamente trascendente que la Municipalidad de Tarapoto renombre las calles de la ciudad, dentro de la cultura del reconocimiento a sus ciudadanos más preclaros y hacer justicia con ellos. Por ejemplo, al egregio Julio Samaniego Paz se le ha “homenajeado” con un discreto puentecito mientras existen calles con nombres de personas, quienes podrían haber sido simpáticas y campechanas en sus tiempos pero que sus actuaciones o hechos no son trascendentes. Otro ejemplo: el jirón Nicolás de Piérola debería tener otro nombre, porque “El Califa” fue el mayor responsable de la derrota ante Chile y su actuación fue de alta traición a la patria por lo que terminamos perdiendo la “Guerra del salitre” y los territorios de Arica y Tarapacá.
Los alcaldes están perdiendo la oportunidad de hacer del Comité de Gestión Regional Agrario /CGRA) el espacio para que gobiernen con sabiduría y eficiencia. Después no digan que no se los hemos advertido. (Comunicando Bosque y Cultura).





