Alto El Sol busca hace 15 años mejorar la infraestructura de la Institución Educativa 0448, Héctor Saavedra del Castillo, que fue declarado en emergencia.
Diego Saavedra, un joven de 23 años, retornó a su natal Alto El Sol después de haber pasado algunos años en la Universidad Nacional de San Martín en Tarapoto. Estudiar Economía le abrió la mente y el horizonte, pero también le hizo añorar la calidez de su tierra natal, un pequeño poblado enclavado en el distrito de Pachiza, provincia de Mariscal Cáceres.
De inmediato se dirigió a su colegio, la Institución Educativa 04448, Héctor Saavedra del Castillo. El viento que soplaba a su paso parecía dibujar recuerdos en el aire. Sin embargo, el panorama, era desolador. La estructura a medio construir seguía igual que cuando él tenía diez años, una obra detenida en el tiempo. Los muros de tierra y sin pintar, las vigas apolilladas y los escombros esparcidos por doquier hablaban de promesas incumplidas y sueños postergados durante quince años.
Ante las condiciones adversas, el profesor Neptalí Silva Cárdenas, exdirector de ese Colegio hace más de 10 años dio una entrevista a un medio de comunicación sobre la situación de la infraestructura de su plantel, buscando la atención de las autoridades para mejorarlo, sin embargo, lejos de recibir el apoyo, le aplicaron una sanción administrativa, razón por el cual la población se organizó por cuenta propia para mejorar esa institución educativa.
Los moradores de Alto El Sol consideran que fueron abandonados por el Estado, pero no creen que eso sea un impedimento para que ellos puedan salir adelante y hoy con mucho esfuerzo están logrando superar los problemas que carecen, poniendo en evidencia que unidos y con decisión si lo pueden lograr.
Los pobladores de esta comunidad tras dejar a tras sus cultivos ilícitos hace más de 20 años se dedicaron a sembrar cacao, para ello, contaron con el apoyo del Programa Desarrollo Alternativo, financiado
por Usaid. Ahora creen que tomaron la mejor decisión de para dejar atrás el abandono del Estado y como mucho esfuerzo y con resiliencia comenzaron a salir adelante y el año de 2013, fueron considerados el mejor cacao del mundo.
Sin tener acceso a servicios básicos, sin una buena infraestructura educativa los moradores de Alto Sol vienen saliendo adelante y la gran pregunta es ¿Cómo lo hicieron? En respuesta a ello, Mardonio Quiñonez Solano, uno de los cacaoteros más experimentado de esa comunidad señala lo siguiente: “Acá hay hombres laboriosos, tenemos sol de seis de la mañana a seis de la tarde, y el cacao necesita mucha luminosidad para la fotosíntesis y nuestras tierras tienen muchos nutrientes y con decisión de trabajar sin pedir ni un sol al Estado estamos saliendo adelante” puntualizó.
Con el mejor cacao del mundo, ahora esperan que las autoridades comiencen a cerrar brechas en el tema de infraestructura educativa, ante ello, Diego Saavedra integrante de la Red de Jóvenes considera que se debe aplicar el estándar de integridad número uno de esa metodología de vigilancia especializada diseñada por Usaid.
Es importante recalcar el trabajo de veeduria ciudadana que se viene trabajando en Sa Martín aplicando los 14 estándares de calidad que buscan la entrega oportuna de una obra, es decir, la sociedad civil hace vigilancia desde los actos preparatorios, la ejecución de la obra y la entrega de la misma, lo que garantiza beneficio en la población que recibe la obra y la reducción de actos de corrupción.
La organización de jóvenes en San Martín se ha comprometido a continuar el seguimiento de la construcción de tres instituciones educativas, en Alto el Sol, Alianza y Papaplaya, de esta manera esperan que se culminen esas obras públicas en el tiempo oportuno para el beneficio de la población.
Y así, con la misma intensidad con la que el sol resplandece en cada amanecer, esta comunidad brilla con luz propia, haciendo honor a su nombre. A pesar de la adversidad y el abandono del Estado, sus moradores vienen demostrado una resiliencia inquebrantable, forjando un camino de esperanza para un futuro mejor. (Hugo Anteparra – Karina Roncal)