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sábado, enero 18, 2025
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Juntos, pero no revueltos

Hay encuentros que resultan ser bastante emocionantes. Encuentros que le ponen esa chispa necesaria para llegar al clímax. Encuentros que te dejan esas ganas de volver a repetirlo una y otra vez. No importa que sea de noche o de día, siempre caen bien. Estos encuentros son como los huevos, la yema y la clara pueden estar separadas, pero si están juntas, es mejor.

Vivimos en un mundo donde el primer lugar del ranking de los valores lo ocupa el entretenimiento y eso conlleva a tener como prioridad la diversión y escapar de ese aburrimiento diario se ha convertido en una pasión universal. Bien lo aclara Mario Vargas Llosa en su ensayo la “Civilización del espectáculo” en donde indica que existe banalización de la cultura y generalización de la frivolidad. Y eso es tan cierto, basta con ver a jóvenes superficiales más pendientes de sus estados de Facebook y WhatsApp que de su vida real.

Hace unos días compartía con mis alumnos este ensayo y me detuve a analizar los términos “Sociedad y Cultura”, esa estructura lo grafica muy bien Vargas Llosa como el cielo, purgatorio y el infierno de la obra “Divina Comedia”. En esta obra, Dante Alighieri, describe la visión de su propio viaje en la ultratumba. Aquí el infierno está dividido en 9 círculos, basados en el pensamiento aristotélico: Primero: Limbo, Segundo: Lujuria, Tercero: Gula, Cuarto: Avaricia, Quinto: Ira y Pereza, Sexto: Herejía, Séptimo: Violencia, Octavo: Fraude y Noveno: Traición. Cada uno de ellos eran castigados de distintas maneras.

Si seguiríamos la secuencia de castigar lo que está mal y premiar lo que está bien, entonces no existiría tanto crimen en el país, sin embargo, el Perú se ha convertido en la tierra de nadie, en donde la corrupción invade la vida, la delincuencia entra a nuestras casas y nadie hace nada, por desinterés, miedo o por estar zombis con los celulares.

En la vida, sin duda alguna interactuamos respondiendo a estímulos, bien lo demostró el psicólogo Iván Pávlov, quien desarrolló un experimento con su perro, a quien le dejo sin comer 24 horas y al día siguiente le mostró un jugoso pedazo de carne, el perro eliminaba saliva por doquier (impulso natural), luego teniendo ese cuadro de ansiedad por comer, el psicólogo utilizó una campana y generó un sonido, eso dio como reacción una condición operante con el animal, quien con solo escuchar la campana lo relacionaba con la carne.

En la actualidad, los seres humanos venimos actuando como ese perro, respondiendo a estímulos emitidos por los medios de comunicación y el Estado y actuando de manera mecánica, con ganas de comer más violencia, más sangre y es por ello que seguimos estando tranquilos viendo programas basura y obviando información realmente importante ¿Es sano seguir viviendo como un títere de esta sociedad?

Un claro ejemplo de todo esto es lo suscitado en la última jornada electoral. Los resultados fueron esa respuesta al rechazo de partidos políticos que hicieron daño al país y por los que se llegó a disolver el congreso. Sin embargo, como algunos seres humanos son tercos, volvieron a postular para el congreso y muchos de ellos se estamparon contra el piso. El Apra murió y los Naranjas ya no son mayoría en el congreso.

Y es que en toda la campaña electoral muchos pedían que las personas voten conscientemente, que no brinden apoyo a corruptos, el resultado de ello fue que si bien es cierto no brindaron su apoyo a esos partidos, sí dieron sus votos a otros partidos, a los que creían menos favorecidos e inofensivos, pero como muchos no entienden los mensajes emitidos y menos los “memes” que se difunden en internet, terminaron haciendo que el partido Frente Popular Agrícola del Perú (FREPAP), conocido como el “pescadito”, terminara siendo una de las agrupaciones políticas más votadas en este último comicio y por ende, con derecho a varias curules.

Así es, esos personajes de túnica y barba, aquellos que creyeron que su líder Ezequiel Ataucusi Gamonal era el “Mesías” y a quien lo velaron 8 días esperando que al tercero resucite (obviamente nunca lo hizo), resignados lo enterraron por los olores nauseabundos que el cuerpo en descomposición emanaba. Lo que no entendieron esta especie de secta religiosa es que su resucitación no sería el 2000 cuando murió Ataucusi, sino sería el 2020 con los votos de pulpines ignorantes, de ese voto de protesta y rechazo a la corrupción. Aunque muchas de sus propuestas son realmente atractivas, el Frepap no tiene la experiencia en gestión pública que se necesita, sin embargo, todos esperamos que queriendo mejorar no nos terminemos por hundir.

Si se trata de amor, placer y alegría, estemos siempre juntos. Si se trata de corrupción, nunca, pero nunca revueltos…

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