Estamos a tiempo de elevar nuestra voz
Tenemos que pensar y repensar el proceso de desarrollo sostenido de nuestra casa común, amenazados por deforestación, el cambio climático, fenómeno el niño, y la cereza en el pastel, el Congreso aprueba la ley anti forestal.
Por: Segundo Vicente Calle
Ayer 15 de marzo se cumplió tres meses desde que el congreso entre gallos y medianoche del 14 de marzo, en tiempo récord, a pedido exprés de la CONFIEP sin debate previo, omitiendo todas las opiniones en contra de las instituciones y organizaciones nacionales e internacionales involucradas y competentes, aprobó la ley 31973 que modifica la Ley Forestal y Fauna Silvestre, la ley 29763. Esta nefasta ley aprobada y sin consulta previa a los pueblos indígenas y saltándose u omitiendo dos reconsideraciones presentadas al amparo de su propio reglamento congresal, esta ley es una de las normas más polémicas de las últimas décadas -por la “perversa, mezquina y mediocre defensa de los que la aprobaron”. En esa noche negra, probablemente la más oscura de la historia amazónica; los representantes de la amazonia, nuestros representantes le dieron la puñalada traicionera, a su tierra, a su gente y a su cultura. Y nuestra dejadez, nuestra indiferencia, nuestra desunión y silencio cómplices se está convirtiendo en el tiro de gracia final, estamos siendo cómplices de este ecocidio.
La pregunta es qué tan importante es que este ecosistema de extraordinaria riqueza en biodiversidad y cultura amazónica, considerado como el pulmón del planeta, ¿mantenga su equilibrio? o qué tan importante es para nuestros congresistas, nuestros gobernadores amazónicos, nuestros alcaldes, más aún la presidenta Boluarte dijo en Paraná Brasil el año pasado, que “la amazonía, no solo era el pulmón del planeta, sino que era el corazón del mundo”. Entonces cómo se armoniza lo dicho, con la realidad, cómo se armoniza esa afirmación con la aprobación de la Ley anti forestal o con las propuestas de “iluminados o muy bien aceitados” congresistas de ampliar el REINFO, o con la propuesta para modificar de nueve artículos la ley de áreas naturales protegidas, iniciativa propuesta por el ministerio de Energía y Minas a pedido de la Sociedad de minería y petróleo o con la propuesta Ley 7085 para modificar la ley Forestal 29763, que la misma presidenta con su ex primer ministro envían al “esbirro” Alejandro Soto Reyes, presidente del Congreso peruano el día 20 de febrero del 2024. Propuesta mucho más grave que la anteriormente aprobada por los integrantes de las bancadas y sus votos de Fuerza Popular, Alianza Para el Progreso, Renovación Popular, Avanza País, Perú Libre. Que no les importa que, en la actualidad, la deforestación y la degradación de los bosques crecen a ritmos alarmantes.
Así, durante los años 2001 a 2019 se registró una pérdida de 2.433.314 hectáreas, según el Ministerio de Ambiente (Geobosques, 2020) por lo que el promedio de la pérdida anual en este periodo es de 128.069 hectáreas.
El grito, los gritos y las movilizaciones son y deben ser ayer, hoy, mañana ya que, en tres meses se va esta Junta Directiva que está liderando la destrucción de la institucionalidad democrática de nuestra patria y por ende destrozando la dignidad, la identidad cultural y natural de nuestro territorio patrio.
No hay tiempo que perder, es ahora o nunca, no seamos como Pilatos, dejemos la hipocresía. No permítanos que nuestras oraciones pierdan la lucha frente a la ambición desmedida de nuestros egos.
Es la hora de la unidad de las autoridades, con los especialistas de las instituciones públicas y privadas y las universidades y pueblos mestizos y originarios. Recordemos que la ambición y ceguera por el Poder de los hermanos Huáscar y Atahualpa llevó a la derrota y destrucción del más grande imperio de los incas, el Tahuantinsuyo.
Lo dicen los especialistas la conservación y el aprovechamiento racional y sostenible de la amazonia pueden ir de la mano. No estamos escuchando los gritos de desesperación de la amazonia viva, la voz desgarradora de sus bosques, no estamos escuchando la voz desesperada de sus pueblos originarios. Cada día que pasa mueren los hábitats de las especies animales y vegetales, la vida y cultura de los pueblos originarios, destruyendo y quemando la sabiduría ancestral.
No estamos escuchando a los que mediante las encuestas el 62% de los ciudadanos del Perú y el 70% de los sanmartinenses, amazónicos y de estos el 75% de jóvenes considera que se debe detener la deforestación para garantizar su desarrollo.
Pues estamos permitiendo y matando la gallina de los huevos de oro, no solo estamos destruyendo el hábitat de la extraordinaria biodiversidad de los recursos naturales, nuestros bosques, nacientes de nuestros ríos y quebradas la principal fuente del desarrollo económico y de la vida, sino estamos acabando hábitat y cultura de nuestros pueblos originarios.
No debemos olvidar y tener en cuenta siempre, “La naturaleza y cultura de los pueblos originarios son el principal recurso para generar el desarrollo del territorio amazónico”.
En nuestro planeta los bosques son el principal mecanismo de defensa vital contra el cambio climático y contra la pérdida de biodiversidad, y son el hogar de millones de plantas y animales, así como es el mundo de orgullosos pueblos indígenas.
Habrá alguien en San Martín que dude de la importancia de los bosques para la vida de sus habitantes, en una región donde el setenta por ciento del territorio tiene vocación para la protección y conservación y, que por lo tanto son la fuente principal donde se genera el agua. La Amazonia y la región San Martín se debaten entre la vida y la muerte
Los próximos diez años son cruciales claves para la vida de la amazonia lo que significa: Proteger las áreas protegidas y de pueblos originarios, reducir la deforestación. En ese mismo sentido se debe titular y proteger los y territorios de pueblos indígenas. El porcentaje total del territorio de áreas protegidas 28% y de pueblos originarios 23% son muy importantes, pero requiere hoy más que nunca del cumplimento y aplicación de las leyes y todos los planes de desarrollo del territorio que tienen las regiones amazónicas, como nuestra región San Martín.
Mejorar las condiciones sociales y económicas de las poblaciones de la amazonia y luego es la siguiente fase que va más allá de las relaciones sociales y económicas para que se convierta en un modelo de desarrollo sostenible.
La deforestación es el cáncer que está carcomiendo, corroyendo nuestros ríos, ríos, quebradas y riachuelos que son como las venas del cuerpo amazónico. Este cáncer está matando la vida de nuestra selva.