Los gigantes de la automoción como Volkswagen AG, Subaru, Nissan, General Motors o Ford se han visto obligados a reducir su producción debido a la escasez de chips informáticos. El año pasado, Apple tuvo que retrasar el lanzamiento del iPhone 12. Sony, que sufrió escasez de existencias en 2020, afirma que no confía en alcanzar los objetivos de venta tampoco este año. A la Xbox Series X de Microsoft tampoco le están yendo bien las cosas.
Aunque estos son solo algunos ejemplos de las empresas que están sufriendo más pérdidas, lo cierto es que todos los fabricantes electrónicos cuyos productos dependen de un chip se encuentran en la cuerda floja. Mientras tanto, todos los políticos desde Washington hasta Pekín hablan del control de la crisis. Pero ¿a qué se debe esta escasez? ¿Qué estrategias se han implementado para resolver el problema? ¿Existen motivos para la preocupación? Analicemos el tema y extraigamos conclusiones.
¿A qué se debe esta escasez de chips?
La crisis de los chips es fruto de una serie de problemas cuyo origen se remonta a la irrupción de la pandemia de COVID-19. Con la gente confinada en sus hogares, la demanda de productos electrónicos, como portátiles, celulares y consolas, se disparó.
Mercados como el de la industria del juego, que engloba desde los últimos juegos AAA hasta juegos de casino en línea, experimentaron un auténtico boom durante este período, en el que la gente buscaba desesperadamente el modo de entretenerse en casa. Por su parte, las ventas de automóviles cayeron en un 50 % debido a la incertidumbre.
Los fabricantes de vehículos respondieron reduciendo la producción y los pedidos de piezas, incluidos los numerosos chips informáticos que necesitan. Los coches modernos contienen múltiples chips para controlar todo, desde la dirección hasta los frenos pasando por la gestión del motor.
Aunque podría pensarse que esta situación afectó a los fabricantes de chips, no fue así en absoluto, ya que solo tuvieron que cambiar la producción a obleas para tabletas, celulares, portátiles y televisores. Al fin y al cabo, la demanda era más alta que nunca. Los datos arrojan que, en enero de 2021, se vendieron chips por valor de 40 000 millones de dólares, lo que supone un aumento del 13,2 % respecto al mismo período de 2020.
Las ventas de coches se han recuperado. Según parece, los fabricantes de vehículos se excedieron en sus estimaciones sobre la caída de las ventas. Sin embargo, las fábricas de chips están teniendo problemas para satisfacer la demanda del sector de la electrónica de consumo y la mayoría ya tienen asignada la producción de los próximos meses. Por ejemplo, el fabricante estadounidense de chips Broadcom afirma que ya ha vendido el 90 % de toda su producción en 2021. Fruto de ello, los gigantes de la automoción están desesperados por encontrar nuevos proveedores de chips.
El problema se ha exacerbado debido a otras crisis imprevistas, como el incendio que interrumpió la producción del fabricante de chips japonés Renesas Electronics Corp, responsable del 30 % de la demanda global de microcontroladores para vehículos, o como el crudo invierno que azotó Texas y obligó a cerrar temporalmente las fábricas de Samsung, NXP Semiconductors e Infineon. Además, en Taiwán, una fuerte sequía ha provocado recortes en el suministro de agua, cosa que ha afectado especialmente a TSMC, que consume cerca de 156 000 toneladas al día y que ahora debe abastecerse de agua con camiones.
Finalmente, también está la guerra comercial entre Estados Unidos y China. La empresa estadounidense Xilinx, por ejemplo, tuvo que dejar de suministrar piezas a Huawei después de que el expresidente del país, Donald Trump, incluyera a la empresa china en la lista negra al considerarla una amenaza para la seguridad nacional. La cadena de suministro entre ambos países ya estaba rota.
¿Qué medidas se están tomando?
El gobierno chino está ofreciendo ayudas para aumentar la producción de chips en el gigante asiático y reducir su dependencia de la tecnología de Occidente. En el otro extremo, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha reunido 37 000 millones de dólares en financiación para estimular la producción de chips en el país. Además, TSMC está decidida a construir una fábrica de semiconductores valorada en 12 000 millones de dólares en suelo estadounidense. Las grandes empresas están intentando asegurarse el suministro futuro de chips informáticos.
Recientemente, Intel Corp reveló su plan para crear un negocio de fundición, lo que le permitiría producir chips para otras compañías. TSMC aumentó también el gasto de capital previsto para 2021 en un 63 %, lo que equivale a 28 000 millones de dólares. Y Samsung ha tomado medidas más drásticas, ya que ha elaborado un plan de aproximadamente 116 000 millones de dólares para intentar desbancar a su principal rival, TSMC, en cuestión de una década.
¿Cuánto se prevé que dure la crisis de los chips informáticos?
Los expertos predicen que hará falta al menos un año entero para que la producción recupere el ritmo de antaño y seis meses más para que las diferentes compañías normalicen sus niveles de existencias. La gran demanda de chips para soportar la esperada tecnología 5G no hará sino aumentar la presión sobre la industria.
A pesar de los miles de millones que las grandes empresas están invirtiendo en el mercado de la fabricación de chips, el proceso de creación de una fundición es largo y complicado. Deben tomarse más de 1000 pasos y cada chip requiere hasta 26 semanas de producción.
Cuando se hayan construido las nuevas fábricas, habrá que realizar pruebas muy exigentes para garantizar que cada uno de estos pasos se complete sin problemas antes de iniciar la producción en masa. Así, el proceso de creación de una fundición nueva puede prolongarse hasta dos años, por lo que hace falta tiempo para que se recupere el equilibrio entre la producción y la demanda.
¿Debemos preocuparnos por la escasez de chips?
Hay quien dice que cuando el sufrimiento es generalizado, el individuo no sufre tanto. Lo cierto es que no hay muchos motivos por los que preocuparse a menos que nuestras vidas o negocios dependan en gran medida de los chips informáticos o tengamos previsto comprar un gran producto electrónico a corto plazo.
La buena noticia es que los principales actores del sector están trabajando a fondo para solucionar el problema, y cuentan además con el apoyo de los principales gobiernos del mundo. Como no es la primera vez que asistimos a una escasez global de chips, sabemos que pasará.
Mientras tanto, lo más probable es que suban los precios de los aparatos electrónicos, ya que los expertos consideran que existe un desequilibrio evidente en las llamadas obleas de 200 mm que usan los chips más básicos, como los de circuito integrado para pantallas y los de gestión de energía. Por lo tanto, nuestro próximo televisor, consola de videojuegos, celular o automóvil nos costará un poco más.