28.9 C
Tarapoto
viernes, mayo 9, 2025
spot_img

La ley de la siembra y la cosecha en la política nacional

Por. Carlo Augusto Pérez Pérez

La muerte del parlamentario Hernando Guerra García – un personaje político que se había convertido en uno de los más reaccionarios y recalcitrantes de la ultraderecha que con más ferocidad encarna Fuerza Popular-, evidencia una vez más, la polarización y la revancha de una población afligida, hastiada y la sed de justicia de una sociedad corrupta y a la vez sufriente, debido a un sistema impuesto, carente de sinceridad y empatía.

Se trata del fallecimiento de un político que, dirigiéndose a un evento en la capital arequipeña, aparece en un distrito (Punta de Bombóm) de la provincia de Islay (Mollendo), donde acontece su muerte, cuando supuestamente, reiteramos, debió siempre estar en la Convención Minera Perumin, pues para eso asistió al certamen el congresista, financiado todo su traslado y gastos con el dinero de todos los peruanos. Comprobándose una vez más, que este gobierno prioriza la actividad minera sobre otras actividades estratégicas como la agricultura y el agua, así como impone una política minera que privilegia los intereses particulares y privados sobre derechos territoriales y ambientales.

Por sus acciones, Nano Guerra, aprovechando su labor parlamentaria, era proclive a los placeres y deleites lujuriosos pagados por el Estado, tal es así que prefirió dirigirse al distrito de Punta de Bombón, que es popularmente conocido como Campiña Ecoturística y Mar de ensueño; lleno de exquisiteces y refinados gustos que no puede darse el común de los peruanos. Es decir, así como en una ocasión apareció en una paradisiaca playa norteña (aduciendo estar trabajando, realizando una sesión parlamentaria) ahora le tocó dejar este mundo estando en un lugar donde no debió estar.

Como era de esperarse, los medios de comunicación capitalinos transmiten el pesar de una clase política (¡todos!) -con homenajes, muestras de dolor, últimas entrevistas, etc.- ante la partida de quien, en su momento, dijera sin descaro expresiones hirientes como que el sueldo de congresista (S/ 16,500) es muy poco, mientras que 930 soles como sueldo mínimo es bastante, es un montón de dinero y suficiente para que el pueblo y el trabajador de a pie sobreviva.

Igualmente, la comparsa de la derecha y sus representantes enquistados en el aparato estatal, no dudan en ponderar su vida como un político paladín de la “democracia”, al “servicio de la nación”. Es más que seguro-como ya se anunció- que le harán honores en el congreso y en cuanto escenario sea propicio hacer funcionar la hipocresía social.

De tal manera que ante un hecho que rebasa los límites, un caso muy singular, propio del Perú, donde se aprecian dos mundos paralelos, uno que sufre por dicha partida, y otro que subyace -sin micrófonos ni cámaras (y que al parecer es la más apabullante)- pero que se manifiesta vía redes sociales, con expresiones como: “¡Fiesta nacional! Ni el diablo lo va a recibir en el infierno, ¡Una buena noticia!, Mis condolencias a la corrupción, ¡Falleció un empleado de Keiko! Ojalá lo sigan más congresistas”.

Destacándose el comentario de una señora de nombre Janet López Montesinos: “Y qué te llevaste, tu arrogancia, tu mediocridad, tu indolencia, tu desamor al prójimo, tu falta de empatía, que Dios tenga misericordia de usted señor fiel de la señora Keyko”.

Así están las cosas en un país de clase política podrida, en una sociedad hipócrita, sin una pizca de sinceramiento, que todo el tiempo se muestra insensible y cauterizada ante la abismal desigualdad económica y social, con una población sumergida en la miseria e inequidad de amplios sectores populares, con una Lima centralista, absorbente del poder nacional en detrimento del Perú profundo, con esa capital limeña donde la falsía y el egoísmo la aleja del resto del país, como retratara el ensayista peruano Sebastián Salazar Bondy en su obra “Lima la horrible”.

Así estamos, en un ambiente donde la confianza no existe, en un medio corrupto donde se escucha con dolor e impotencia: Todo se paga en esta vida, según el Karma, lo dicen muchos; siendo la realidad que es La ley de la siembra y la cosecha, establecida por Dios desde la creación, y se aplica a todas las áreas de la vida, tanto en la naturaleza, como en lo material y espiritual.

Todo lo que hacemos, todo lo que decimos y nuestras actitudes, son una siembra y el resultado de la siembra es la cosecha. He allí entonces este ejemplo de vida o (si se quiere) de muerte: “Nano” Guerra García defendió a rabiar un sistema político y económico dominante, que terminó con él mismo, por falta de un equipado servicio de salud, tal como es la eterna demanda de los pueblos del interior del país, como es el caso de San Martín y de nuestro amado Juanjuí, donde que, pese a su sempiterna petición, no hay cuando se construya el hospital de EsSalud para beneficiar a más de los 12 mil asegurados.

Artículos relacionados

Mantente conectado

34,627FansMe gusta
441SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

ÚLTIMOS ARTÍCULOS