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La Mujer Awajún, hija de Nugkui, semillera del futuro

La tierra florece cuando la mujer awajún canta el ánen”

Por: Fermín Tiwi Paati

El 5 de septiembre de cada año se celebra el Día Internacional de la Mujer Indígena. En esta fecha muy especial de las mujeres indígenas del Perú y el mundo, quiero dedicarles estas líneas a todas las mujeres Awajún y Wampís de la Amazonía peruana. Somos testigos de que a lo largo de la historia y, en específico, en la historia del Perú las mujeres indígenas han jugado roles importantes en diferentes escenarios de la vida: en la familia, en la comunidad, en la agricultura y en las luchas sociales; sin embargo, poco se ha escrito de ellas, convirtiéndolas así en seres invisibles ante los ojos de la sociedad universal. Este es un claro ejemplo de que, si el 5 de septiembre de 1782 (en pleno siglo XVIII) la heroína Bartolina Sisa, una mujer aimara (Bolivia) que lideró una lucha contra el dominio colonial, no hubiese sido ejecutada por las autoridades coloniales españolas, hasta la fecha el importante rol de las mujeres indígenas pasaría desapercibido en la historia. Gracias a los movimientos sociales de América Latina, quienes organizaron un II Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tiahuanaco (Bolivia), el 5 de septiembre de 1983, para analizar la situación de las mujeres indígenas de América Latina, tomaron la sabia decisión de instituir el “Día Internacional de las Mujeres Indígenas” para conmemorar sus luchas por sus derechos y su papel en la preservación de la identidad étnica y cultural como pueblos indígenas. Desde ahí se conmemora hoy en reconocimiento de su rol protagónico como sinónimo de la continuidad de la vida.

Siguiendo con el protagonismo de las mujeres indígenas en la historia, la mujer Awajún y Wampís tiene lo suyo. A las mujeres Awajún, Wampís, Achuar y Shuar (Ecuador), dentro de la cosmovisión jíbara, se les considera como hijas de la Nugkui; de ella conocieron y aprendieron la agricultura, el cultivo y la conservación de las semillas. Para que el sembrío de las yucas, sachapapa, maní y otros cultivos sea productivo, las mujeres Awajún invocan a la diosa Nugkui con el ánen de la chacra, para que ésta les dé abundancia y de esta manera la producción sea exitosa. Pareciera que las tierras florecieran justo cuando las mujeres Awajún cantan el ánen de la chacra, pidiéndole a la diosa Nugkui la bendición. De hecho, esta conexión entre las mujeres Awajún con la naturaleza fluye tal cual cuando una hija pide consejo o ayuda a su mamá para lograr sus buenos propósitos, pero bajo reglas claras: obedecer y respetar a la mamá. Asimismo, se les considera a las mujeres Awajún como semilleras del mañana, porque si ellas no conocieran ni conservaran las semillas, se perdería la agrobiodiversidad, que hoy en día, por la intromisión del pensamiento de la economía agrícola, se adapta al sistema de monocultivos, poniéndolas en aprietos sobre si continuar o no con las chacras integrales, con lo que siempre han hecho culturalmente, o adaptarse al nuevo sistema de producción. Ante ello, resulta necesario fortalecer y empoderar a las mujeres Awajún para que se desarrollen con su propio sistema de producción agrícola, donde ellas se desenvuelven mejor cuando se trata de la chacra.

El rol protagónico de las mujeres Awajún-Wampís no solo se reduce a sus experticias de buenas administradoras de la chacra o al cuidado de los hijos, sino también a la preservación de los saberes ancestrales, la cultura, la lengua, las plantas medicinales y los valores, los cuales ellas transmiten cotidianamente a los hijos para que no se pierdan las prácticas culturales de sus ancestros. La mujer Awajún, para encaminar a sus hijos, se agarra en la cintura de su cultura e inculca a sus hijos todos los saberes y valores de sus antepasados para que estos hijos crezcan orgullosos de sus antepasados y digan: “yo soy Awajún, hijo de los valientes guerreros, amante de la naturaleza y defensor de la vida”. A pesar de la importancia del protagonismo de estas mujeres valientes, existe una imaginación de otras culturas que creen que las mujeres Awajún solo son mandadas a obedecer y cumplir los mandatos de sus maridos, pero no. En la historia de los jíbaros, la mujer Awajún fue y es la pieza principal en la resolución de conflictos; ellas intervienen y actúan como mediadoras para poner fin a cualquier desencuentro que hubiera. Si la mujer no está conforme con la forma cómo interviene el marido en la resolución de conflictos, ellos no pueden tomar decisiones hasta que la mujer Awajún de su asentimiento.

Soy testigo de las luchas permanentes de las mujeres Awajún y Wampís como hijo de una mujer Awajún. Por ese orgullo, respeto y admiración que les tengo, quiero rendirles homenaje a todas las mujeres indígenas del Perú y el mundo por celebrarse el Día Internacional de la Mujer Indígena. Son solo ellas las que, con ternura y sin descanso, luchan a diario por darles lo mejor a sus hijos, cobijándolos y protegiéndolos para que crezcan en un mundo seguro. Sin ellas no habría continuidad de la vida ni razón para existir; su amor se impregna en el alma de sus hijos y su dulzura de corazón solo reposa en lo más profundo de sus sentimientos como sinónimo de la vida misma. En ese sentido, este día no solo debe recordarse por el pasado, sino más bien reconocer que las mujeres son el pasado, presente y futuro, que sin ellas se apagaría la luz del día como tal luciérnaga que ilumina la noche. Sus rebeldías nos dan la fuerza, la sabiduría y el entusiasmo, llenos de energías, para transformar el pesimismo en motivación permanente para ser cada vez más competitivos en nuestro amanecer diario.

Es, pues, importante recordar que hoy en día las mujeres Awajún-Wampís tienen presencia en diferentes escenarios políticos, académicos, culturales y otros. Ya es hora de que ellas sigan siendo las protagonistas de sus propios logros en la sociedad; no podemos minimizarlos ni tampoco desmerecer su participación en la vida social. Así la vida será mucho más inclusiva, fuera de prejuicios de superioridad entre hombres y mujeres.

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