punto y sigue
Edy Tirado Ramos
Líder de Río 2014

Las últimas declaraciones de Don Carlos Gonzáles en la televisión nacional de señal abierta, han remecido el ambiente político y exacerbado los ánimos en la población ávida de escuchar por fin algo que le devuelva la fe y la esperanza de que existen personas con el coraje suficiente para poner el dedo en la llaga sin temor a represalias, decir: “No hay que llenar las cárceles,  hay que llenar cementerios con delincuentes”, no lo hace cualquiera.

Cómo no sincronizar con la indignación de Don Carlos, cómo restarle el mérito a un hombre que se fajó por la libertad y su empresa, con quien no le tiembla la voz cuando de llamar a las cosas por su nombre se trata, Tarapoto le debe mucho a una persona con la visión estratégica y el emprendimiento, apostó todo por nuestra región y ganó, su contribución para que Tarapoto sea más que un lugar y se convierta en una marca hoy explotada por todos, es invalorable.

Estas declaraciones que buscan infundir valor en la ciudadanía son hecha publicas justo cuando todos vemos aterrorizados la frialdad con el que los delincuentes avanzan matando a sangre fría sin importar el lugar ni la hora, tal vez sintiéndose protegidos por el manto de impunidad que ya empieza a apestar en el Perú; San Martin está siendo invadida por delincuentes que están empezando con la extorsión como primer nivel de esta ola de violencia que todos vemos aproximarse sin tomar acciones firmes para detenerla, lo que es peor, la complicidad de la policía ya pasó de un supuesto a ser una espeluznante realidad en nuestra región, sin que veamos acciones concretas de parte de la autoridad civil y peor aún de quien tiene la responsabilidad principal de velar por nuestra seguridad: el comisario.

Muchos de los que han sufrido un robo a su motocicleta o trimóvil, podrán confirmar lo que es un secreto a voces y que solo el jefe de la policía parece ignorar, minutos después de haber colocado la denuncia policial por robo de su unidad móvil el agraviado recibe la llamada de quien conoce el paradero de la unidad robada y a cambio de una “recompensa” le ofrecen devolverla en buen estado, la pregunta que salta inmediatamente es ¿cómo se enteraron los delincuentes del número telefónico del agraviado?. Todos callamos, el negocio de los “secuestros” de motos y mototaxis avanza sin que nadie lo detenga.

La ciudadanía parece estar indefensa y su seguridad depende solo de cómo te defiendas, sus instituciones tutelares han perdido credibilidad, sin embargo vivimos en una democracia y más allá de la comprensible indignación que todos sentimos, considero que debemos tratar el tema con la cabeza fría, no volvamos a cometer los errores del pasado, precisamente lo que el delincuente quiere es que bajemos a su cloaca, en democracia quien manda es la ley y a ella nos debemos, en democracia la barbarie no se combate con barbarie.

La ley dice que el alcalde es la máxima autoridad en un distrito y el comisario, mensualmente le deberá informar la situación delictiva de su localidad para la adecuada toma de decisiones, analizar periódicamente el Plan de Seguridad Ciudadana, así como para elaborar la estadística relativa a los logros de la acción preventiva y anti delictiva, la pregunta es si nuestro alcalde o los alcaldes tendrán los cojones necesarios para poner al jefe policial bajo las órdenes del poder civil. Yo … lo dudo.