Por: Carlos Cabrera Oliva
Mundialito Moyocho, dice el menospreciativo afiche elaborado y promocionado por la Municipalidad Provincial de Moyobamba, para invitar a un campeonato de fulbito callejero. ¿Dónde? En la Plaza de Armas, allí donde se ganó, hace pocos años el récord Guinness del Baile folclórico peruano más grande del mundo, esfuerzo colectivo que mostró al mundo parte de nuestra cultura y tradición.
Allí, dónde generaciones de generaciones fueron testigos y partícipes, por casi cinco siglos, de una monumental historia que está demandando denodado esfuerzo por ponerla en valor.
Y precisamente ahí, ahora, un ignoto alcalde quiere escenificar una pichanga, financiado con presupuesto público, mancillando el más elemental sentido común, para no mencionar el legado de la Amazonía que guardan los casi quinientos años de fundación de la emblemática ciudad de Moyobamba.
En el municipio ponen de costadito todo eso, (nuestra historia, vivida luchada y gozada por siglos en nuestra Plaza de Armas) y nos salen con su máxima creación: una pichanga futbolera. Bravos pichangueros habían sido los que promueven este entuerto, con el alcalde Gastelo, quien otro, a la cabeza, que, sin ninguna duda, funge de pichanguero mayor. No le da para más.
Cómo les gustará la pichanga en esta administración edil, que no se aguantaron y ahora quieren hacerla en grande. Cuando creímos haber visto ya todo tipo de disparates en esta gestión, ahora nos sacan, como magos del sombrero (o del lloque) el mundialito en nuestra histórica Plaza. Definitivamente, los Gastelo, no tienen límites para sorprendernos.
La filosofía pachanguera de Gastelo
En plena celebración de los 482 años de fundación de nuestro Moyobamba, la autoridad local nos revela su nueva vena creativa: la filosofía pichanguera.
Apreciamos el aporte de gente valiosa que ha venido y se quedó en nuestra tierra. Entendemos y valoramos todo lo que ha sumado la fusión cultural, costumbrista, tradicional, que hizo de Moyobamba un faro académico, cultural, desde el Alto Mayo para la toda la amazonia.
Somos herederos de legados de todas partes, de esos que construyen, de esos que aportan y que trajeron nuestros padres y abuelos costeños y serranos y la fusionaron con nuestras culturas nativas y de otros lugares del mundo que llegaron a nuestros valles a través de nuestros ríos y abriendo trochas en nuestros bosques. Toda esa riqueza no puede ponerse en entredicho porque alguien confunde lo criollo con criollada y pretende armar su fiesta pichanguera donde no debe.
Es que, en honor a la verdad, el gobierno municipal fue un festival pichanguero y, honrando lo que fue, es justo, para ellos por supuesto, concluir su gestión ¿Cómo? Con una pichanga, una baratija populista.
Esto ameritaría que la Contraloría, se haga una. Unita. La Defensoría, cuestione como los hace con otros eventos y por fin la fiscalía de prevención del delito de muestras de su existencia. Es decir, auditoría, investigación y denuncia seria, que no resulte, Dios quiera, otra pichangueada.