Por Willian Gallegos Arévalo
Si hablamos de querer que la región San Martin sea otro país les sorprenderá a muchos. Pero en el fondo eso es lo que quisiéramos todos: que anhelamos y soñamos con hacer de San Martín una región diferente, una tierra de promisión y maravillosa. Lamentablemente nos estamos degradando cada vez más y agotando nuestros recursos hídricos y desapareciendo la diversidad paisajística.
El título del tema que abordo viene de un comentario escuchado el sábado pasado en la cadena televisiva ESPN, donde un comentarista argentino, haciendo alusión a la Copa Mundial de Clubes que se está jugando en los Estados Unidos, decía que en ese país cada estado es otro país diferente, por la diversidad de su naturaleza y por las características propias de cada uno de sus territorios. De aquí, entonces, partimos para desarrollar el presente artículo.
El articulo no pretende promover un movimiento separatista en el Perú, como los dos procesos que hubo en el año de 1896, cuando gobernaba el traidor Nicolás Piérola. En ese año el coronel Emilio Vizcarra se sublevó en Moyobamba; y en 1921, durante el gobierno de Leguía, el coronel Guillermo Cervantes, que fue el movimiento de mayor impacto. Existe copiosa bibliografía sobre estos procesos.
Dentro del concepto de lo que es un país, San Martín es la región más privilegiada del Perú. La naturaleza nos dio todo: riqueza cultural y monumental, una abundante cuenca hidrográfica, montañas, cabeceras de cuencas, una extensa llanura amazónica, una diversidad de microclimas, una riqueza paisajística variada y que en un cerrar y abrir de ojos nos encontramos con una diversidad de panoramas y horizontes que embellecen nuestras vidas y le dan un significado de exaltación. Los sanmartinenses de nacimiento y adopción tenemos razones suficientes para sentirnos felices. Pero alguien está fallando.
Tal vez el mayor mérito de Alejandro Toledo fue dar leyes decisivas para impulsar el proceso de descentralización del país. Cuando se promulga la Ley de Bases de la Descentralización (julio 2002) se debieron tomar las acciones para avanzar en este proceso que se afirma normativamente aún más cuando se expiden casi simultáneamente las leyes orgánicas de los gobiernos regionales (noviembre 2002) y de las municipalidades (mayo2003). Sin embargo, quienes tuvieron las responsabilidades políticas y administrativas de ejecutarlas o no las entendieron y ni las leyeron ni tuvieron inteligencia ni generosidad para interpretarlas. Pero en año y medio que quedan podrían hacer algo diferente. Entonces: hagamos de la región San Martín como si fuera un país dentro de otro país.
A los gobernadores y alcaldes les han dado todas las herramientas para gestionar y gobernar con eficiencia y eficacia. Comprender el significado de lo que es el Comité de Gestión Regional Agrario (CGRA) y ponerlo en marcha sería un buen comienzo. (Comunicando Bosque y Cultura).