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lunes, febrero 17, 2025
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Lamas, ahora más bella (4)

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La carretera a Lamas se construye en la década de los cincuenta del siglo pasado. Teniendo hoy una pista asfaltada que discurre con sus márgenes que cuentan con una hermosa arboleda y bosques, es necesario y urgente que se promulgue una ordenanza para hacer respetar la ley que establezca que las márgenes de las vías deben conservarse con su floresta. Le doy la alerta al alcalde Fernando del Castillo Tang, para que ya tome medidas antes que estemos llorando sobre leche derramada, porque no tendríamos Dirección Regional de Transportes; mejor, esta entidad regional no funciona.

La antigua carretera era una trocha y desde el cruce del río Cumbaza entraba a un bosque primario que continuaba así hasta llegar a la bella ciudad, pasando por Cacatachi y Rumizapa. No había llegado aún la siembra intensiva del arroz. Ha quedado para la historia los nombres de los antiguos transportistas, de cuyos personajes hablaré en una crónica especial, gracias a la información proporcionada por el profesor y abogado Abner Cotrina del Águila y don Hudson Hidalgo del Águila, transportista retirado. En esos años, los puntos más peligrosos eran le subida de Rumizapa, donde los carros “roncaban”, a decir de Hudson, y el cruce del río Cumbaza, cien metros río arriba donde ahora se ubica el puente.

El colegio Martín de la Riva y Herrera, hoy calificado como colegio emblemático, se creó mediante la Ley N° 12831, del 28 de febrero de 1957, por iniciativa del diputado Warren Ríos Pinedo, y desde sus inicios gozó de un gran prestigio. Recuerdo cuando la delegación de estudiantes de este colegio llegaba a Tarapoto para esas maravillosas veladas literario-musicales. En una de esas presentaciones, el año de 1965, vino el alumno Carlos Cotrina del Águila, a quien presentaron como el Leo Dan de Lamas. Nos deleitó con Santiago Querido, Fanny, Celia y Estelita, temas populares de la época.

Grandes personalidades lameñas llegarían a ser diputados en los años cincuenta. Diputados lameños fueron Waldemar Tello Torres, Eliseo Reátegui Torres, Warren Ríos Pinedo y Jorge Alberto Melgar Saavedra. En el año de 1962 terminó la época dorada del caciquismo arevalista que había tenido en el senador don Víctor Manuel Arévalo Delgado a su más conspicuo representante, quien fue una personalidad brillante y muy influyente.

Por las conversaciones de sobremesa que sostenían mi tío Víctor Hugo Arévalo Tenazoa y mi padre, me enteré del viaje del diputado Waldemar Tello Torres a Rusia. Mi tío describía el hecho con gran emoción y quedó para siempre en mi memoria como una fascinación. Ese viaje, que conmocionó a todos, ya forma parte de la historia sanmartinense y los lameños lo recuerdan gratamente.

He retornado a Lamas el viernes pasado para seguir recogiendo testimonios y me encuentro siempre con una ciudad de sorpresas: por su gente, por el espíritu de sus barrios y por lo que representa para el país por su cultura viva y donde ya se percibe la emoción por sus próximas fiestas patronales. He almorzado un menú de casa en “El Abuelo Felipe”, y confieso que no me animé a probar sus tragos exóticos, como ´El Infiel´ y ´El taladro humano¨, seguramente porque ya me conozco y no debemos correr risgos. (Continuará).

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