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lunes, junio 16, 2025
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“Las cifras no mienten: la imprudencia al volante sigue matando en Tarapoto, Morales y La Banda de Shilcayo”

Los accidentes de tránsito fatales aumentaron, con un total de 34 muertes en lo que va del 2025, frente a las 21 del mismo periodo en 2024

Ahora que está en la vitrina “el uso de chalecos y casco” en los conductores de motocicletas, desde VOCES tratamos de hacer una aproximación a las raíces del problema, aproximación que ayude a la autoridad a poner órden y salvar vidas, para ello hemos cruzado información de diversas fuentes, llegando a la casi decepcionante conclusión que el origen de accidentes y muchos de ellos con saldos fatales es la irresponsabilidad de las personas, para iniciar de saque indicar que los resultados nos muestran que los “detenidos por alcoholemia casi se triplicaron en un año”. La mayoría de accidentes, fatales y no fatales, están relacionados con motociclistas sin protección, sin SOAT y hasta menores de edad al volante. Autoridades ausentes y controles ineficaces agravan el problema. Batidas que se dan de manera esporádicas, y pero muchas de estas batidas con sobre aviso, mas aun si se trata de la salida de una discoteca u centro recreacional los fines de semana.

La estadística oficial lo confirma: en solo cinco meses del 2025, se registraron 792 accidentes de tránsito no fatales en Tarapoto, Morales y La Banda de Shilcayo, un 12.6% más que en el mismo periodo del 2024, donde se reportaron 703 casos.

Sin embargo, lo más alarmante es el número de detenidos por alcoholemia, que se disparó escandalosamente. En 2024, se intervinieron 258 conductores bajo efectos del alcohol entre enero y mayo; este 2025, la cifra ya alcanza 726, un aumento de más del 180%

La mayoría de estos detenidos conducían vehículos lineales, autos y camionetas sin medidas de seguridad mínimas.

Los accidentes de tránsito fatales también aumentaron, con un total de 34 muertes en lo que va del 2025, frente a las 21 del mismo periodo en 2024

De ellas, al menos 4 involucraron directamente a conductores en estado de ebriedad, según los registros oficiales.

Conductor irresponsable: el primer culpable

Las estadísticas no solo reflejan números, reflejan comportamientos. El principal factor común en todos estos incidentes es la irresponsabilidad del conductor: exceso de velocidad, consumo de alcohol, falta de casco o cinturón, y ausencia del SOAT. A esto se suma un hecho aún más grave: la entrega de vehículos a menores de edad de los propios padres.

“No es raro ver a adolescentes manejando motocicletas, e incluso camionetas. Son los mismos padres quienes les dan las llaves, sin importarles las consecuencias. Luego se lamentan”, comenta un sereno de La Banda que prefiere mantenerse en el anonimato.

Un mercado informal que alimenta el caos

El descontrol en el comercio de motocicletas también es un componente clave del problema. Gran parte de las motos que circulan en San Martín son adquiridas sin registro, sin control técnico y sin seguimiento de las autoridades. Cualquiera puede comprar una motocicleta, sin licencia, sin documentos, sin seguro.

“Hay negocios que venden motos como si fueran caramelos. No piden papeles, no hay verificación, y ni siquiera te preguntan si sabes manejar”, afirma un joven intervenido en un operativo reciente.

Morales: operativos simbólicos y depósito lleno de chatarra

En el distrito de Morales, los operativos de alcoholemia en los alrededores de discotecas y centros recreacionales son meros saludos a la bandera. Pese al evidente consumo de alcohol y los excesos, las intervenciones son escasas y poco efectivas.

Mientras tanto, el depósito municipal de Morales está lleno de vehículos incautados, principalmente motocicletas. Según fuentes del propio municipio, más del 80% de estas unidades están en abandono, sin que se adopten medidas para su disposición o remate. “La municipalidad debe transparentar esta información. Hay motos que llevan más de dos años oxidándose”, señala un regidor que solicitó anonimato.

Reflexión urgente: más allá de chalecos y cascos

El discurso de la seguridad vial no puede seguir reduciéndose a operativos de chaleco y casco. Si bien estas son medidas necesarias, no atacan el verdadero fondo del problema, que es la ausencia de control estructural, la permisividad familiar, y la desidia municipal y policial.

Desde esta redacción hacemos un llamado a las autoridades:

  • Reforzar y fiscalizar la venta de motocicletas, exigiendo documentación y registro obligatorio
  • Endurecer los controles de alcoholemia en zonas críticas y horarios nocturnos, con presencia sostenida.
  • Sancionar a los padres o tutores que permitan conducir a menores de edad.
  • Transparentar y gestionar el depósito municipal, evitando que se convierta en un cementerio de motos.
  • Impulsar campañas reales de educación vial, no solo simbólicas o con fines mediáticos.
  • Realizar un empadronamiento real de los conductores motokar´s -así se usen estos vehículos como medio de transporte de pasajeros, movilidad familiar y/o carga-. Reactivar los comités con su debida matricula para tener un control efectivo.

En conclusión:

Las cifras oficiales dejan claro que el caos vial en Tarapoto y sus distritos no es casual. Es consecuencia directa de decisiones irresponsables, tanto personales como institucionales. Y mientras no se adopten medidas estructurales y sostenidas, los números seguirán creciendo… al igual que las cruces en las carreteras.

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