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viernes, abril 18, 2025
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Las olas llegan en serie

El enemigo fantasma reapareció con fuerza. El coronavirus vuelve a llenar los hospitales a un ritmo acelerado, sin que hayamos terminado de aligerar su devastadora presencia en la primera ola de la pandemia.
A más de un año desde la aparición del primer caso de Covid 19 en la localidad de Wuhan, China, motivo por el cual nos sometimos a vivir con temor escondidos detrás de las mascarillas, me pregunto ¿Hemos aprendido algo durante todos estos meses?

Pese a las constantes advertencias y recomendaciones, el virus sigue propagándose, generando alarma y una evidente falta de recursos en lo que respecta a salud.
Las noticias señalan que no existen camas Uci, ventiladores mecánicos, oxígeno, medicamentos y mucho menos, espacio en un sistema de salud que agoniza. Pero ahí seguimos, llorando en los hospitales, después de haber disfrutado pasar el tiempo en reuniones sociales, sin mascarilla y evitando en lo más mínimo el contagio.

Lamentablemente las escenas se repiten, como si hubiésemos retrocedido la película. Es evidente que los casos hayan subido alarmantemente, pues los gobiernos se limitan a exigir el cumplimiento de medidas restrictivas, el virus continúa creciendo, los ciudadanos siguen las recomendaciones a su manera, llegan las medidas restrictivas, disminuyen los casos, poco después se levantan las restricciones y semanas después se inicia de nuevo el ciclo, como si se fuera un círculo vicioso.

Como un tobogán, sube, baja, y vuelve a subir, así se pasea este virus invisible, riéndose de lo irresponsables que somos con nuestras vidas.
Hoy por hoy, da temor entrar a las redes sociales, porque cada fotografía se convierte en un espacio para brindar condolencias y eso se repite una y otra vez, como si se tratará de muertes masivas, pero no es así, simplemente es el resultado de nuestra irresponsabilidad.

Ayer Moyobamba pasó a nivel extremo, situación que parece que seguirá Tarapoto, porque esta segunda ola viene siendo más catastrófica que la primera, por la agresividad con la que nos lleva hacia la muerte.
¿Estamos a tiempo? Podríamos decir que sí, sin embargo, si hemos incumplido con las medidas de restricciones hace 1 mes, estos días recién se está evidenciando y lo que hagamos hoy, se verá reflejado en los próximos meses, por lo que no sería una sorpresa que los casos positivos suban como la espuma de la cerveza.
La evolución de la pandemia muestra que ningún país ha encontrado la receta adecuada, ni siquiera los más poderosos, como China, que llevaba meses sin registrar casos nuevos y ahora el crecimiento de casos positivos es cada vez mayor.
Mientras el mundo se vuelve más caótico que nunca, seguiremos viendo en las calles a hombres y mujeres que prefieren exponer sus hermosos rostros en vez de protegerse del virus y hacen correr un grave peligro a quienes tienen que salir para llevarse un pan a la boca. De esta manera el egoísmo sigue invadiendo las calles.

En muchos lugares ya están en la tercera ola, situación que no está lejana a nuestra realidad. Olas y más olas, lo peor del caso es que estamos sin una tabla para poder dominarlas y mantenernos en pie, ahora solo queda nadar hasta la orilla, rezando por llegar con vida.
La gente que vive en el mar o que goza de él, sabe que las olas vienen en serie de siete y que la séptima es la más fuerte. En esta pandemia y en lo que han denominado como “ola”, aún vamos en la tercera y nos faltan cuatro, todavía estamos a tiempo de evitar mayores consecuencias.
Las olas llegan en serie, hagamos que la tercera sea la última.

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