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jueves, diciembre 12, 2024
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Lecciones extras

Momentos que estremecen el alma. Experiencias inolvidables. Personas que te tocan y lecciones extras que siempre querrás volver a repetir.

¿Dónde está tu mamá? Esta era una pregunta recurrente en mi época escolar. Y es que ser hija de una docente, no fue una tarea fácil. Recuerdo como si hubiese sido ayer cuando estaba en primaria, aquella época complicada, en donde los padres son el refugio para todo, sobre todo en los momentos en los que se llegaba al colegio agarrado de la mano de mamá, sacando pecho por ese trofeo de amor. Sin embargo, para algunos, hay ausencias que dejan huella.

Nunca pude ver a mi madre sentada en las tribunas aplaudiendo mi actuación por el día de la madre o el día del maestro, porque en ese momento estaba ocupada haciendo recuerdos para que otros niños entreguen a sus padres. Apenas la conocían en mi aula, ella no podía acudir a las juntas de padres de familia, porque justo ese día estaba entregando libretas y tenía que comunicar los logros de sus alumnos. Me tocó ver cómo consolaba con amor a sus estudiantes cuando acudían a ella llorando. No saben cuántas veces los celos se apoderaron de mí, cuando la abrazaban y decían “mamá”. Son innumerable las veces que me tocó verla desvelarse por hacer proyectos y fichas pedagógicas, mientras que me quedaba dormida repitiendo: “Mamá, ven a la cama conmigo”.

Pareciera que estas líneas son parte de una historia triste, quizás en su momento me dolió ciertas ausencias, pero cuando uno empieza a madurar emocionalmente, aprende a valorar ciertos sacrificios que se hacen por amor.

Mi madre es docente y es de las que se están extinguiendo. Es aquella docente que se desvela por hacer su sesión de aprendizaje. Es aquella docente que entrega más del 100%, incluso a veces sin importarle si ha comido o no. Es de las pocas docentes, que hace las cosas por pasión, esbozando una sonrisa, sintiéndose plena. Es una docente, es una maestra.

En la vida todos sin excepción hemos tenido experiencias fascinantes, momentos inolvidables y personas que han dejado huella, una huella que no se borra por nada del mundo.

Yo sé que para mi madre no ha sido fácil tener que darme ausencias, le ha dolido sacrificar tiempo de mi crecimiento por cumplir con su labor, con su vocación profesional, aquella profesión que la hizo y la hace feliz. Sin embargo, sé que ella está orgullosa, porque me formó con experiencias vividas, porque formó una hija independiente, fuerte y berraca.

No se imaginan la admiración que siento cuando en la calle, personas grandes y chicas le agradecen todo lo que ella hizo por ellos. Me siento orgullosa cuando dicen que mi madre ha sido la mejor maestra que les pudo haber tocado. Se me infla el pecho cuando me preguntan cosas como: “¿Eres hija de la maestra? Qué orgullo, tu mamá me dio clases y siempre le voy a estar agradecido”. Estoy seguro que lo que siento es lo que ella siente, esa satisfacción de dejar huella en las personas, esa sensación de lo que haces con amor tiene valor en otras personas. Ella es feliz y eso me sobra y basta para morir en paz.

Ser docente no es un trabajo de medio tiempo, de un par de horas, la docencia es un trabajo de 24 horas, los 365 días del año. No existen fines de semana, mucho menos fechas festivas, porque siempre habrá algo por hacer.

Yo no me arrepiento de sus ausencias, considero que las docentes son las mejores madres del mundo, porque nos enseñan la palabra “independencia”, nos enseñan a “arreglárnoslas solos”, pero cuando las necesitamos, aparte de docentes son mamás y son las mejores, te lo digo yo, que a mis casi 30 años tengo una maestra que veo todos los días hacer lo que le apasiona: ENSEÑAR. Las maestras de vocación, siempre van querer dar lecciones extras, esas lecciones que nos vuelven mejores seres humanos.

Mi mamá es maestra, me enseñó a vivir y cuando me preguntan ¿A qué se dedica tu mamá? Respondo: Es docente, psicóloga, maga, amiga, abuela… Es mi madre y la mejor maestra en mi vida y en la de muchos más…

Gracias por tus lecciones extras, MAMÁ…Feliz día del maestro Antonieta Alva Hidalgo.

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