La liberación de Keiko Fujimori, es un acto humanitario del Poder Judicial peruano en vías de la recuperación de su dignidad perdida.
Hay un momento crucial en el cual los engranajes que mueven los actos del destino se detienen y dejan de presionar perversamente la vida de ciertas personas.
Y es que las comunidades de la presente civilización, con sus avances en todo terreno, se sujetan a resultados previsibles; si por ejemplo ejecutas un plan de acción que arroja como resultante situaciones perjudiciales para un sector, y a la vez favorables para otros, los organismos creados para administrar justicia asumirán la defensa de los violentados necesariamente, con lo que inevitablemente el otro sector se sentirá legítimamente perjudicado.
En esta lucha aciaga, hay dos bandos de permanente disputa, aunque ambos pretenden lo mismo; su bienestar en todo los órdenes.
Es así como observamos a gente de pueblo vivando a la lideresa de algo parecido a un partido político, por lo menos en cuanto a su organización y funciones. Otros en cambio denostan, ridiculizan y acusan de indeseables a los integrantes de la organización.
Keyko Fujimori, es una mujer con nacionalidad peruana a pesar de su apariencia asiática, ella es hija de dos naturales de Japón, está formalmente casada en EE.UU, y tiene descendencia, niñas menores que requieren la presencia y atención personal de su progenitora. Es obvio que los magistrados de la sala penal que vieron la apelación, tuvieron en consideración lo señalado y dictaminaron por tales motivos su liberación, de manera que asista en libertad al proceso que se le sigue por lavado de activos.
No celebraron sus anaranjados seguidores, el término feliz del caso penal activado contra ella y quienes resulten responsables por los delitos cometidos en perjuicio de la Nación.
Su detención preliminar fue una medida preventiva, el paso inicial de un proceso judicial que continuara invariable e irreversiblemente hasta su culminación, no es absolutamente el producto de una ofensiva de color político, como sostienen en la tienda naranja, pues se origina a partir de la información proveniente del Brasil a consecuencia del descubrimiento de las criminales, mafiosas y pestilentes acciones delictivas de la empresa ODEBRECHT, en varios países de Latinoamérica, incluido lamentablemente el Perú. El origen, Sras. y Sres. Fujimoristas, no tiene locación en nuestra amada patria, ningún funcionario o político peruano, presentó denuncia alguna. La campanada de alerta la dio la prensa Brasileña que mencionó detalladamente, con nombres y apellidos a los líderes de partidos políticos, adláteres y testaferros que; enterados de la liviandad y bajeza de quienes representaban a ODEBRECHT solicitaron descaradamente “ aportes” de dinero sucio que en realidad no eran tales, sino PAGOS A CUENTA de coimisiones a futuro.
Si, si bien es cierto, solo eran candidatos en el momento de la entrega, eran sin ninguna duda, los que ocuparían en algún momento el manejo del gobierno en su respectivo país, así por ejemplo; quienes encabezaban las encuestas previas a las elecciones, recibían mayores cantidades que los demás. Sin embargo por declaraciones del propietario Sr. Marcelo Odebrecht, la política de la empresa era; “COIMEARLOS A TODOS”, no escapa a la lista negra, ni uno solo de los líderes latinoamericanos participantes en elecciones de los últimos 20 años. La relación entre la empresa mafiosa y los lideres o representantes fue tan estrecha, que por ejemplo el obeso y ampuloso orador; Alan García Pérez regreso de su último viaje al país de la samba, con una monumental efigiem del Cristo del Corcovado, réplica de la existente en Bahía, por sus dimensiones no pudo colocarla en el jardín de una de sus lujosas mansiones y se la obsequio a la municipalidad de Chorrillos.
No ha concluido el vía crucis de Keiko; la esclerotizada lideresa del movimiento “orange;” así es que de nuevo y a acomodarse.