Las intensas lluvias que marcan el inicio de la temporada pluvial han vuelto a evidenciar el grave deterioro de las vías rurales en Alto Amazonas, donde trochas sin mantenimiento se convierten en barrizales que paralizan la movilidad de miles de pobladores. En este contexto, comunidades enteras inician una nueva odisea para desplazarse, mientras que las autoridades locales y regionales no ejecutan medidas de prevención ni acciones de emergencia que mitiguen el impacto del clima sobre la red vial no asfaltada.
El caso más crítico se reporta en la trocha que une Shucushyacu, capital del distrito Teniente César López, con la comunidad Sol de Oro, un acceso indispensable para el transporte de pasajeros y la salida de productos agropecuarios hacia Yurimaguas. El camino presenta hundimientos, tramos convertidos en lodo y sectores donde el paso es prácticamente imposible. Los pobladores denuncian que deben arriesgar su integridad a diario y señalan que la indiferencia de las autoridades se repite cada año.
Los productores agrarios son los más afectados: se ven obligados a trasladar sus cosechas cargándolas a pie por largas distancias para evitar que sus vehículos queden atrapados en el barro. Esto encarece los costos, genera pérdidas económicas y reduce la calidad de los productos que no llegan a tiempo a los mercados. “Estamos abandonados. Cuando empiezan las lluvias todo se complica y nadie se hace responsable”, señalan los comuneros.
Lo que ocurre en Shucushyacu y Sol de Oro es solo una muestra de lo que ya empieza a repetirse —y que se agravará en las próximas semanas— en decenas de vías rurales de Alto Amazonas, donde las lluvias dejan al borde del aislamiento a varios distritos. La situación revela una falta de inversión sostenida en infraestructura vial básica, pese a que la agricultura continúa siendo el principal sustento económico de la región.
Ante este panorama, los productores han anunciado que continuarán con sus protestas para exigir a las autoridades el mantenimiento urgente de carreteras y trochas carrozables, especialmente en zonas altamente productivas. Afirman que su demanda no se limita a mejorar caminos, sino a proteger la seguridad, economía y calidad de vida de miles de familias rurales.
Por ahora, la realidad es clara: las lluvias ya comenzaron, las vías siguen deteriorándose y el abandono estatal continúa golpeando con más fuerza a quienes dependen del campo para sobrevivir en Alto Amazonas.



