Lo que reveló José Domingo Pérez, en la audiencia del lunes 21 de junio es que la acusación fiscal contra Keiko Fujimori, sí incluye como testigo a Lourdes Flores. Ella declara en el proceso sobre la campaña presidencial de Fujimori Higushi en 2011.
La ex presidenta del PPC también es investigada por presuntamente haber recibido aportes de Odebrecht. ¿Se entiende ahora el énfasis y la vehemencia con que Lourdes Flores Nano ha asumido la defensa en el ámbito electoral de Fuerza Popular? Si el triunfo en las urnas hubiera sido del partido naranja la ex dirigente del Partido Popular Cristiano, habría tenido, apoyo, impunidad y olvido sobre sus procesos.
Como es una constante, se observa poca o nula difusión de los medios de comunicación sobre ese tema.
Dejo de revisar el presente y me pregunto ¿cómo en el futuro el periodismo podrá salir de este desprestigio en el que ha caído?
Los periodistas involucrados o aquellos que tuvieron integridad, ¿qué le podrán decir a los estudiantes de periodismo sobre la pérdida total de la objetividad? o ¿qué le podrán decir al ciudadano de a pie sobre su permisiva actitud ante las mentiras, medias verdades o falsedades
transmitidas por “la gran prensa” a nivel nacional, dichas por políticos o profesionales, que acusan sin pruebas y que lo ensombrecen todo sin que se le haga una repregunta, técnica básica de toda
entrevista? o ¿qué explicación tendrán cuando se le consulte al periodista por qué no hizo aquella pregunta que hubiera desenmascarado el embuste? ¿por qué en medio de una intensa y agresiva campaña electoral se despide a la directora de noticias de un medio televisivo de gran sintonía y poder y se coloca a otro cuya misión disfrazada es la de favorecer a una candidata?
¿por qué muchos colegas elaboran reportajes usando adjetivos para describir a una persona (el adjetivo es ya un juicio de valor y su uso está casi prohibido en la redacción) quebrando toda imparcialidad, neutralidad, objetividad y prejuzgando a quien se investiga sin la más mínima consideración a la buena reputación? A eso se le llama calumnia o difamación.
Se argumenta que ante una amenaza de índole nacional el periodismo debe dejar la neutralidad y tomar partido. Puede ser cierto cuando la amenaza es una pandemia mortal, la agresión de otro país, un desastre natural, una calamidad, incluso una competición deportiva. Se cierran filas en apoyo a un objetivo común.
¿Qué amenaza hizo que los periodistas abandonaran la ética al punto de la parcialidad vergonzante, la inacción pusilánime o el soslayo cobarde para poner en juego sus trayectorias, su estabilidad emocional, profesional o familiar? ¿el comunismo? ¿el socialismo? ¿un candidato provinciano? ¿qué?
En un proceso electoral libre, abierto y diverso -como es en el Perú- con las reglas de juego claras desde un principio, se puede optar por determinada candidatura, pero cuando la votación de la mitad más uno determina un ganador, se acepta. Eso es la democracia.
Incluso un medio de comunicación puede apoyar una determinada corriente ideológica, política, económica, empresarial o social la cual se manifiesta a través de su línea editorial, pero ese medio podría exhibir en su contenido una información equilibrada, balanceando las opiniones y noticias para no afectar a uno u otro partido. Eso no ha ocurrido principalmente con la prensa limeña desde la cual se difunden noticias a todo el país.
No ha ocurrido y lo peor, continúa el favoritismo hacia una candidata, cuando los periodistas no sientan posición ante las denuncias de fraude sin pruebas, ante los intentos de desprestigiar o sembrar dudas sobre los organismos electorales.
Se intenta manejar a la opinión pública con desparpajo, admitiendo la información sin sustento, sin cuestionarla y aceptándola, aunque esta sea superficial.
¿Cree esa prensa que esto se olvidará como ocurrió en los 90? ¿Piensa que en algunas semanas – cuando el JNE se pronuncie proclamando un presidente de la república – el televidente, lector u oyente simplemente olvidará sus desenfrenos? ¿Imaginan que podrán apelar a la mala memoria del individuo como sucedió tras la caída de Alberto Fujimori? En aquel entonces muchos huyeron o se escondieron.
Hoy son otros tiempos. No solo porque estamos ante nuevas generaciones con espíritu y agudeza crítica sino, porque en esta era, las redes sociales y los medios tecnológicos son herramientas de la severidad y la prueba, traducida en audios, videos o fotos.
Pero debe haber una sanción, un castigo, una penalidad, un precio que pagar. No pueden quedar impunes y seguir como que nada pasó. En los 90 se agazaparon, se reciclaron e incluso ahora son líderes de opinión. El televidente, lector u oyente deber ser el gran juez. Ojalá su juicio sea severo.
Al fin de esta triste etapa nos costará a todos los periodistas salir del descrédito. La credibilidad estará en crisis y es la credibilidad el bien más preciado que tiene un hombre o mujer de prensa.
El periodista tiene un fin noble porque es un formador, un educador, un orientador. Todo eso se olvidó.
Ryszard Kapuscinsky en su libro “Los cínicos no sirven para este oficio” sostiene: “Creo que, para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos.
Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino”.