La voz de editor
Por: Lenin Quevedo Bardález
Algunos personajes de la izquierda, dan la impresión de ser demócratas a carta cabal. No obstante, las circunstancias del presente, parecen obligarlos a otro camino. Ahora, a pesar de las evidencias del fraude y el autoritarismo con el que actúa Nicolás Maduro, el precio de la pérdida es muy grande y es preferible hacerse el tuerto.
En otras palabras, sin Chávez y su necrocracia (gobierno de muerto), se van al demonio los aportes a Cuba, que con el bloqueo norteamericano sobre la isla, podría ser catastrófico (en la catastrófica economía). La conflictividad social entre quienes eran enteramente beneficiados por los programas sociales, que equivale a dejar en la calle a cientos de miles de personas (como si es que hubiese quebrado una fábrica de trabajadores, claro que en este caso NO HAY TRABAJADORES). La política internacionalista a la que le deben tanto una infinidad de países en Latinoamérica. Varios etcéteras…
Racionalmente estuve de acuerdo con políticas de Estado en Venezuela, pero nunca con los métodos de hacer política. Hugo Chávez, obligaba al país entero, con un programa retransmitido por todos los canales, a escucharlo, incluso en los medios de comunicación en los que había pretendido aniquilar la opinión de contrarios; pero al mismo tiempo gastó 600 mil millones de dólares en 14 años en luchar contra la pobreza, obteniendo buenos resultados; un récord en la parte del continente que habla español, solo posible en ese emirato.
Más allá de cualquier razonamiento, conveniencia para un país que no es el nuestro, justificación de fraude sin tener vela en el entierro, quienes creemos en la democracia como representación de la decisión de la mayoría de ciudadanos, no deberíamos apoyar el arrebatamiento a la ciudadanía de su capacidad de decidir, sino cuestionarlo, por ser ese un fuego que en cualquier momento podría chamuscarnos. ¿No son acaso quienes expresan su apoyo a Nicolás Maduro los que apoyaron la marcha de los Cuatro Suyos desarrollada contra la dictadura de derecha?
Por eso repetiré en cualquier lugar que me encuentre: fraude es fraude, de derecha o de izquierda.