Vicegobernadora de Amazonas, Leyda Gueiler Rimarachín: “Las decisiones no las toman quienes tienen las mejores ideas”
En la siguiente entrevista, la autoridad de Amazonas pone en agenda algo que suele decirse en “voz baja”: “La función de los o las vicegobernadores es decorativa”.
La vicegobernadora de la región Amazonas, bióloga Leyda Gueiler Rimarachín Cayatopa, advierte que el proceso de integración entre San Martín y Amazonas sigue siendo incipiente, pese a las oportunidades compartidas en turismo, comercio y desarrollo territorial. En esta entrevista, cuestiona el centralismo dentro de los propios gobiernos regionales, denuncia la falta de políticas claras para la integración amazónica y reflexiona sobre la limitada capacidad de decisión de los vicegobernadores en el Perú.
¿Cómo ve el proceso de integración entre San Martín y Amazonas?
Incipiente, aún incipiente. A pesar de que compartimos muchos temas, no existen políticas claras de ambos gobiernos para integrarnos. El primer punto es el turismo: hay múltiples oportunidades y potencialidades para complementarnos, pero no estamos trabajando en ello.
El segundo punto es el territorio. Aunque tenemos una extensa frontera común, no hacemos nada por mejorar la educación y la salud de los pueblos fronterizos. Muchas comunidades solicitan inversión desde Amazonas, pero no pueden recibirla porque se encuentran en zonas no definidas territorialmente. Imagínese ese atraso para la población. Me imagino que ocurre lo mismo desde San Martín hacia nosotros.
El tercer punto es el comercio. Tenemos una gran potencialidad para el intercambio económico en productos como lácteos, tubérculos y menestras, con los que abastecemos parte de la demanda de San Martín. En conversaciones con autoridades regionales propuse crear una zona regional de uso económico especial, sobre todo en el distrito de Nuevo Cajamarca, que concentra el mayor intercambio comercial entre ambas regiones. Sin embargo, ni siquiera existe un espacio adecuado para exhibir nuestros productos.

Sobre turismo, usted menciona que hubo intentos de trabajo conjunto. ¿Qué ocurrió?
Sí, hubo un intento al inicio de esta gestión tanto en Amazonas como en San Martín, pero todo quedó en intenciones. Desde Amazonas propuse integrar nuestro plan de trabajo turístico con el de San Martín; era evidente la complementariedad. Se inició un acercamiento, pero luego el gobernador decidió priorizar otros temas.
Yo promuevo la integración y mantengo ese espíritu, pero las decisiones finales no las toman quienes tenemos las grandes ideas. Eso desanima. Aun así, seguimos conversando con mujeres emprendedoras, agencias de viaje y cámaras de comercio para articular esfuerzos. Apoyé incluso a medios de prensa de San Martín para que cubrieran el potencial turístico de Amazonas, que puede complementarse con el de ellos. También trabajamos con las cámaras en Tarapoto, en la Expoamazónica y en ferias en Lima. Juntos podríamos impulsar infraestructura de integración, pero falta voluntad política.
Queda poco para que finalice su gestión. ¿Qué le deja como experiencia?
La experiencia más clara es que no pesan las propuestas técnicas, sino las decisiones mediáticas y políticas. Estas no solucionan los problemas de fondo, solo responden a intereses personales o de grupo. Ese es el gran obstáculo del sistema regional.
En su experiencia, ¿los vicegobernadores realmente tienen poder de decisión dentro de los gobiernos regionales?
Formalmente, sí. Tenemos facultades establecidas en los documentos de gestión. Podríamos participar en la integración de los consejos regionales, por ejemplo. Pero, en la práctica, todo depende del gobernador. Las buenas ideas existen, hay predisposición para ayudar, pero si la autoridad principal no lo permite, simplemente no se ejecuta.
Entonces, ¿podemos hablar realmente de descentralización o de pequeños feudos regionales?
Pequeños feudos. Justamente ahora me invitaron a una reunión en Lima sobre consejos regionales, pero los acuerdos que se toman en esas reuniones no se cumplen. Se impone la ideología o el objetivo del gobernador, no los intereses de fondo de la región.
Hablamos mucho de descentralización, pero no existen políticas nacionales que articulen a los gobiernos regionales. Al final, cada uno hace lo suyo según su conveniencia política. Dentro de los propios gobiernos regionales se han creado feudos, lo que contradice el espíritu de la Ley de Descentralización.

Usted menciona que es necesario modificar la Ley de Gobiernos Regionales. ¿Por qué?
Porque las vicegobernaciones no tienen funciones claras ni protegidas por ley. Muchas veces, el gobernador puede decidir arbitrariamente si nos asigna o retira responsabilidades. No debería depender del “buen humor” de la autoridad de turno.
Por eso proponemos modificar el artículo referido a las vicegobernaciones en la Ley de Gobiernos Regionales. Desde la Asociación Nacional de Vicegobernadoras —que conformamos 22 mujeres a nivel nacional— estamos impulsando este cambio.
¿Han recibido apoyo de la representación congresal de Amazonas?
Sí, presentamos un proyecto de ley, pero aún no lo incluyen en agenda para debate. Eso demuestra los intereses que frenan las reformas.
Al inicio, las vicegobernadoras de San Martín y Amazonas mostraron cercanía y trabajo conjunto. ¿Qué ocurrió con ese vínculo?
Como le mencioné, formamos la Asociación Nacional de Vicegobernadoras justamente por los atropellos institucionales que sufrimos. Algunos son de género, otros de cargo. Los vicegobernadores varones también pasaron por algo similar, pero su reacción fue distinta: o se adaptaban o se alineaban.
Nosotras hemos decidido mantenernos firmes y exigir cambios reales. Queremos que nuestras funciones estén claramente definidas y no dependan de la voluntad política del gobernador.

¿Diría que el obstáculo también es de género?
Sí, sin duda. Se evidencia a nivel nacional que las mujeres recién estamos ingresando a la participación política real. Hace poco más de 50 años que ejercemos el voto, y recién en los últimos cinco años existe paridad de género en los cargos públicos.
Estamos en una etapa de maduración republicana, intentando hacer respetar nuestra presencia en la toma de decisiones económicas y políticas. Sin embargo, todavía quienes deciden los presupuestos son mayoritariamente hombres.
Yo misma, como vicegobernadora, me siento frente a diez gerentes hombres, siendo la única mujer. Estoy ahí, pero te cierran los caminos y no existe igualdad real para decidir sobre el uso del presupuesto.
Dato final
Los gobiernos regionales necesitan una verdadera descentralización interna, con roles definidos y respeto a la institucionalidad. No puede haber desarrollo regional si seguimos gobernados por feudos personales o mediáticos.



