Hace 40 años un 5 de enero de 1975, Lamas, una de las ciudades más antiguas en la Amazonía fundada por españoles después de Chachapoyas y Moyobamba, hizo noticia nacional que traspasó las fronteras cuando el periodista Juan Ramírez Lazo en su Radio Periódico el Mundo de las seis de la mañana del día 6 de enero trasmitido por Radio Victoria de Lima, informó que en Lamas, un alejado pueblo de la selva en el departamento de San Martín, habían tomado de rehén al periodista Francisco Landa Verástegui, Jefe de Redacción del Diario Expreso de Lima y Vicepresidente de la Federación de Periodistas del Perú, a quien lo tenían retenido en el despacho del alcalde. Hasta entonces un caso sin precedentes en la historia peruana. El país tenía en el poder a una dictadura militar presidida por el general Juan Velasco Alvarado.
La población de esta antigua ciudad harta de reclamar atenciones del gobierno para solucionar los problemas más álgidos que le aquejaba, se organizó en un frente de defensa liderado por cuatro copresidentes: Luís Bruzzone Pizarro, Waldemar Soria Rodríguez, Jorge Torrejón Pérez y Abner Cotrina del Águila, todos, maestros de profesión y ante las cierra puertas de la oficinas del Estado para escucharles, la población se declaró en huelga general indefinida, planteando la solución de un pliego de reclamos entre ellos agua y desagüe, servicios de luz eléctrica, construcción de locales escolares, un hospital, cambio de trazo de la antigua carretera de 10 kilómetros con 65 curvas en el tramo Rumizapa – Lamas, que le unía con la ciudad de Tarapoto.
Hasta entonces a Lamas le faltaba todo. Su población se abastecía de agua recogida de precarios pozos labrados por el tiempo sobe rocas donde se juntaba el líquido elemento en tinajas a cuenta gotas, muchas veces toda la noche sobre todo en épocas de verano y de pequeños manantiales en los profundos barrancos.
El colmo, los campesinos para tramitar sus títulos de propiedad o hacer otras gestiones inherentes a sus actividades habrían de trasladarse a la ciudad de Tarapoto, donde se centralizaba la administración agraria. Los políticos antes de la dictadura de Juan Velasco Alvarado y Francisco Morales Bermúdez poco o casi nada hicieron para solucionar esos problemas.
Habían transcurrido más de 15 días desde que se inició la huelga seguida de masivas marchas nocturnas de los barrios de la ciudad, cada cual en una especie de concurso, quien más reunía mayor número de participantes en las marchas, entre los que se destacaba el barrio Ancohallo por su mayor población y el entusiasmo que ponían sus dirigentes Atanasio Coral, Miguel Panduro, Sócrates Reátegui, Otilia Sánchez, Clemente Mendoza y muchas damas que también se había organizado en comité de apoyo, también los estudiantes secundarios de los colegios Martín de la Riva Herrera, La Sagrada Familia y del Instituto Industrial y Comercial Felipe Saavedra, liderados por Julio Magán Zevallos, Raúl Pozzi, Loysí Vela Rojas y otros estudiantes de la epoca.
El gobierno militar para aplastarla, había escogido una estrategia equivocada, quien en lugar de atender su pliego de reclamos recurrió al silencio, tomando en cuenta que se trataba de una pequeña población sin mayor importancia industrial y económica y por tanto, la huelga que venían sosteniendo no perjudicaría en nada a la economía nacional.
Los medios de comunicación escrito, incluido Radio Tropical, el único en ese entonces en Tarapoto, en los inicios hizo noticia de la huelga de los lamistas, pero luego fue silenciándose, mientras los huelguistas preguntaban a sus líderes en qué y cuándo terminaría la medida de fuerza.
El día 3 de enero radio Tropical anunció en su programa noticioso Actualidades del Medio día, que el cinco de enero llegarían a Tarapoto los periodistas de Lima Ángel Fernández Arce, Owen Castillo y Francisco Landa para dictar un cursillo sobre periodismos a los afiliados del Centro Federado de Periodistas de Tarapoto.
Los copresidentes del Frente de Defensa se reunieron en secreto a las tres de la tarde del 4 de enero a espaldas del Estadio Municipal a la que fueron convocados los delegados de base Alberto Ríos del Águila del barrio de la plaza y Miguel Sánchez del barrio Suchiche, en cuya reunión se discute la posibilidad de tomar como rehén del pueblo de Lamas a Ángel Fernández Arce, Jefe de la página editorial del diario La Prensa, pero a última hora ya en el momento de la ejecución se decide por Paco Landa, medida que buscaba llamar la atención a la prensa nacional, medida que se hallaba a punto de fracasar.
Esa noche hubo otra masiva movilización, mayor que la noche anterior. La consigna era guardar el acuerdo del secuestro en absoluto silencio. En la reunión se seleccionó a los que ejecutarían la acción y otras comisiones, tomando todas las precauciones para no fallar en el operativo.
Al día siguiente 5 de enero a las tres de la tarde hubo una reunión secreta en una de las aulas de la Escuela 12000, una antigua casa alquilada al Estado por Milton Benzaquen, a la que concurrió el equipo de ocho jóvenes que ejecutarían la medida al mando de Juvenal Lozano, líder de productores de café, entre las que estuvieron también Tikita Sánchez y Reynaldina Llanos. Ellas cumplirían el papel de damas de compañía de los periodistas invitados que visitarían la ciudad.
Continuará…