Me gusta ver que en algunos casos, el concepto de Madre está cambianda, pues ya no necesariamente se le relaciona con la mujer abnegada, que deja sus sueños de lado por cumplir la de sus hijos, que es la enfermera de la casa, que es quien da todo sin recibir nada a cambio, que hagamos lo que hagamos siempre seguirá amándonos,la que te espera con la sopita caliente cuando estás tristes y llora contigo cuando tu corazón se destrosa (esto último podría ser).
Las madres, somos tan seres humanos como cualquiera, que tiene errores y aciertos, que desea estar sola algunas horas y sí que lo disfrutamos, que sin necesidad de sentir culpa por abandonar a nuestros hijos, sabemos que cuando cumplimos nuestros sueños, podemos hacer más felices a los nuestros. Claro que nos equivocamos y muchas veces y eso no debemos sentirlo como el fin del mundo.
Si bien es cierto, no podemos hacer de todo físicamente cuando tenemos a los hijos en el vientre, pero eso no limita a que podamos seguir desarrollándonos intelectualmente y cuando nazcan seguir bregando por la vida, ahora con una linda compañía.
Cuando somos adolescentes, vemos a nuestras madres algo fastidiosas, porque nos “controlan”, pero cuando somos madres de adolescentes, sabemos ya sus sensaciones y sentimientos, por más que no nos cuenten nada, pero esos silencios es importante respetar, sin hacer ver que nos nos interesan.
Considero que el Día de la Madre, no solo debe ser el momento de agazajarla, quererlas o llenarle de besos, de nada sirve cuando no lo haces el resto del año o el resto de la vida. Que tus hijos te abracen y besen, no es una obligación, es reciprocidad a cómo es que los vas formando. Feliz Día a todas las madrecitas.