Se me viene a la mente una escena perfecta y caliente de la película Ghost, el guapo y musculoso profesor sentado detrás mío dándome besos en el cuello, mientras yo trato de hacer un macetero de barro perfecto.
Está ahí, es el chico de tus sueños, mirada hipnotizante, mentalidad libre e inteligencia incalculable, ¿quién es?, nada menos que ese profesor de la universidad. Las historias de alumnos con profesores han ocurrido siempre y para más de uno puede ser una fantasía muy entretenida.
Su alcoba es un camino espinoso hacia la muerte. No entiende razones cuando su pasión domina su cuerpo. La pizarra, los libros y las lecciones, sirven como fetichismo para poder desencadenar su libido y hacer que más de una fantasía sexual sea cumplida.
Al maestro con cariño y eso creo que muchas se lo toman a pecho, por fantasía, deseo, pasión, amor o simplemente para aprobar el curso.
Muchas aulas en la universidad quedaban pequeñas, en algún momento pensé que era porque esas clases resultaban totalmente enriquecedoras, lo gracioso era que quienes llenaban el aula, era un gran número de mujeres, ¿cuál era el atractivo de aprendizaje? ¡Simple!, el interesante y llamativo profesor. Él llevaba el sastre pegado y ceñido a su cuerpo tan perfecto, la barba le crecía en la cantidad exacta y su perfume era el elixir de vida. Muchas volvieron a entrar a esas clases a pesar de haber aprobado la asignatura, solo por escuchar hablar al dichoso maestro y exclamar “Es un genio, cómo amo la universidad”.
Caliente o frío, nunca tibio, la esencia de la fantasía con un maestro, siempre te deja la enseñanza bien aplicada en tu vida.
Ayer se celebró el Día del Maestro y todos recordamos las mejores experiencias en aula. Esta vez me tocó recordar a las aventuras platónicas en la universidad, las veces que los suspiros y el “qué guapo que está”, resultaba ser el tema del día. Las chicas se preocupaban por tener el cuaderno al día, la tarea acabada y la clase entendida, pues el solo hecho de escuchar de esa boca el: “Te felicito”, era lo mejor que el día, la semana, el mes y el ciclo traía”. Las hormonas solían jugar una mala pasada, al desatar pasiones por el hombre o mujer que dirigía la clase, el maestro.
Hay más mujeres y hombres que tienen fantasías con su maestro o maestra, sin distinción de sexo. El despampanante profesor y a la maestra que se presenta como manzana prohibida, para muchos resulta ser ese eterno amor platónico, prohibido y excitante, que ha atrapado a los corazones más apasionados, son estas fantasías que se van volviendo realidad. Las películas, las novelas y las historias escritas en libros hablan de ese amor de alumna a profesor, inocente, peligroso, que a veces se convierte en amor verdadero. La vida nos recrea una fantasía y es ésa la que escogemos vivirla.
Cuánto me alegro de que mis maestros se hayan quedado en mi mente como los mejores amigos, aunque mi época universitaria haya derrochado sensualidad por doquier en ese maestro que nos ilusionaba en cada una de sus clases imperdibles. Una manzana roja, un lapicero de metal, un café bien caliente y unas tareas más, fui amando a ese maestro porque destilaba inteligencia y vaya que hizo efecto su truco hipnotizante, porque aprendí mucho en esas inolvidables clases. Mientras más tinta metía al papel, más historias recreaba y menos ficción vivía.
Así que, vive la escena inocente de la alumna con el guapo profesor, ese que se vuelve su amor platónico y hace que sus hormonas se multipliquen, pero esta vez sueña, ama y vive con tu pareja. Te aseguro que lo pasarás igual de bien o mejor.
La práctica sexual, es un maestro excepcional y al maestro, con cariño, por favor…