Todo indica que en la actualidad funcionarios en todos los niveles del estado siguen desafiando a la justicia y a la sociedad. Los Órganos de Control Interno (OCI) en las entidades del estado no funcionan o son parte del sistema.
La corrupción en la sociedad peruana ha causado graves daños. Ha afectado el desarrollo humano, el crecimiento económico y ha deteriorado la gobernabilidad. Los 12,000 millones de soles que anualmente se pierden por actos de corrupción, hubiesen permitido construir 72 hospitales y 360 modernos colegios, generar 200,000 puestos de trabajo y contratar a 72,000 médicos. Lo robado supera al presupuesto anual del Ministerio del Interior y a los recursos destinados para iniciar la reconstrucción por el Fenómeno El Niño Costero. La corrupción frena la lucha contra la inseguridad ciudadana y la reconstrucción del país. A pesar de ello, la tolerancia social es alarmante. Según Proética, el 70% de la ciudadanía tolera la corrupción, es indiferente frente a ella o lo que es peor esta resignada a convivir con estos actos.
El caso Odebrecht y Lava Jato han puesto en evidencia que, pese a los esfuerzos, la corrupción ha seguido actuando de manera sistemática y global. Por ello, necesitamos una ciudadanía activa, vigilante de los avances de las comisiones investigadoras en el Congreso y de los procesos en el sistema de justicia. No habrá posibilidad alguna de vencer a la corrupción sin una decidida voluntad ciudadana. (Beto Cabrera)