Este año no hubo desfiles, elaboración grupal de pancartas con material reciclado o plantación de árboles, sin embargo, las y los estudiantes están viviendo los efectos de no respetar nuestro entorno y advirtiendo la obligación de cuidar el planeta.
Las personas aprenden mejor cuando participan en actividades que consideran útiles para su vida cotidiana señala el documento “Cómo aprenden los niños” de Stella Vosniadou publicado en la página de la UNESCO. Durante la pandemia niñas y niños son testigos de los cambios que se han presentado en sus vidas y tendrían, por ello, que ser más conscientes de la importancia de vivir en armonía con el lugar donde habitan.
En abril de 1970 cerca de 20 millones de personas salieron a las calles a protestar por los derrames de petróleo, la contaminación de los ríos y el aumento del esmog. Desde aquella memorable fecha se conmemora el 22 de abril el “Día Internacional de la Madre Tierra” para sensibilizar y llamar la atención sobre su cuidado.
Sin embargo, en las últimas cinco décadas la emisión de dióxido de carbono (CO2), responsable del calentamiento global que modifica temperaturas y climas en el mundo, casi se ha triplicado, en otras palabras, desde que oficialmente se tiene conciencia de cuidar el planeta se le ha atacado más y atendido menos.
El año pasado se produjo el récord de emisiones de CO2 y en los incendios forestales en Australia y en la Amazonía brasileña se quemaron cerca de 13 millones de hectáreas, lo que equivale a tres veces el departamento de Lima incluidos todas sus provincias y el Callao.
Asimismo, ya existen cinco “islas de plástico” que son concentraciones de deshechos plásticos y basura que flotan en los océanos y que en su totalidad superan la superficie de Estados Unidos y Europa juntos. Hubo los mayores registros de calor terrestre, sobre todo en Europa, la peor invasión de langostas en África y continuó creciendo el comercio ilegal de animales silvestres.
La famosa activista sueca de 17 años Greta Thunberg, que lucha por un mundo más limpio y contra el cambio climático, mencionó a la BBC que los políticos deben escuchar a los científicos y que cada uno debe informarse sobre la situación para “saber qué hacer y qué hábitos cambiar”. Igualmente, si se aceptan las palabras del jefe indígena Noah Sealth, Cacique Seattle, pronunciadas en 1854 en defensa de su territorio “somos parte de la Tierra y ella es parte de nosotros” se cuidará sin condiciones nuestro planeta.
Expertos de la NASA afirman que, de continuar con el mismo estilo de comportamiento, para el año 2050 habrá consecuencias económicas y humanas que incluyen inundaciones catastróficas en Europa; escasez de agua dulce en África al igual que en Asia, que además sufrirá de inundaciones y sequías; olas de calor en América del Norte; mientras que América Latina sufrirá con la pérdida de la biodiversidad, extinción de especies y menor cantidad de agua dulce.
El Papa Francisco recordó este año que “hemos fallado custodiando la Tierra, la hemos deteriorado” y que esta “no perdona nunca”. La pandemia por el coronavirus y los problemas de contaminación ambiental que nos aquejan no son un castigo divino, solo son las consecuencias del maltrato y mal uso de los recursos de los cuales disponemos.
En la famosa obra El criticón del autor español Baltasar Gracián, publicada entre 1651 y 1657, se menciona la famosa frase “No hay mal que no venga por bien”. La Madre Tierra se ha encargado de mostrarnos la validez de su afirmación y se ha beneficiado con el parón de casi todas las actividades humanas: la calidad del aire ha mejorado, se han reducido los niveles de contaminación atmosférica, las aguas de los ríos están más limpios y animales salvajes se han aventurado al espacio urbano al no ser atacados.
En medio siglo no se ha cambiado y lo peor es que no se ha intentado cambiar. Los versos de nuestro gran poeta César Calvo “he vivido sin ti: nada he vivido” nos concientiza sobre el cuidado del planeta ya que hemos actuado sin que nos importe, pero ya es hora “estamos llamados a cuidar y respetar a todas las criaturas y a sentir amor y compasión por nuestros hermanos y hermanas” nos recuerda el Papa.