Dadas las circunstancias especiales de hoy en día considero fundamental compartir “in extenso” el precioso mensaje emanado desde Lima por el Consejo Superior Mundial de la Fundación Magna Fraternitas Universalis, que dirige nuestra Querida Maestra la Venerable Sat Arhat Contadora María Nilda Cerf Arbulú como Presidenta de este Consejo, siendo Ella en la actualidad, junto a nuestro Querido Maestro Venerable Sat Arhat Licenciado José Miguel Esborronda Andrade, una de las dos columnas de la Gran Tradición Iniciática, únicos herederos Iniciáticos del Maestre Dr. David Juan Ferriz Olivares, Rector de los Colegios de Iniciación Mayor, en la Alta Dirección u Orientación Espiritual del Mundo:
“En pleno siglo XXI, estamos atravesando una crisis global de salud que nos hace reflexionar sobre nuestra existencia en la Tierra, debido a la Pandemia del COVID-19, el cual ha infectado a la fecha a más de un millón de personas y causado cerca de 50,000 muertes en 185 países, cifras que, lamentablemente, siguen aumentando a diario.”
“En primer lugar, queremos agradecer y felicitar a los gobiernos de las naciones afectadas por la Pandemia del COVID 19 que están ejecutando las medidas necesarias para evitar su propagación y atender a los contagiados, al igual que a los organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), y demás instituciones que trabajan por el bien común. Finalmente, nos sumamos al reconocimiento, de manera especial, a la legión de médicos, enfermeras y personal sanitario de cada país, que luchan incansablemente por salvar vidas a expensas de su propia salud; así como a los científicos e investigadores que buscan tenazmente una cura para este mal que hoy agobia a la humanidad.”
“En segundo lugar, es importante resaltar que esta coyuntura, con sus medidas drásticas de aislamiento social o cuarentena para prevenir el contagio comunitario, nos lleva a reformular nuestros hábitos de vida y repensar nuestra forma de relacionarnos con el planeta, como una introspección a nivel individual y social. Las vacunas salvarán vidas, pero el mensaje que nos deja esta pandemia va más allá de los fenómenos y circunstancias vividas. Entonces, preguntémonos: ¿qué leyes de la naturaleza hemos transgredido?”
“Es un llamado urgente y necesario regresar a convivir en Paz con las leyes naturales, tanto de nuestro mismo cuerpo que también agredimos inconscientemente como de los animales, de los árboles, de Nuestra Tierra que es un Ser Vivo. El movimiento mundial acerca de la alimentación vegetariana es un aporte fundamental y vital en ese respeto a nuestro organismo, al de los animales y a Nuestra Tierra.”
“La Magna Fraternitas Universalis Dr. Serge Raynaud de la Ferrière, sensible a esta situación, trae un mensaje de reflexión, apoyo moral, espiritual e intelectual, y solidaridad con todos los pueblos para la salud, el bienestar y la instauración de la paz en el mundo.”
“Ya en la década de los cincuenta, el sabio francés Dr. Serge Raynaud de la Ferriére, cuando escribe en su obra Los Grandes Mensajes en el capítulo “La Responsabilidad”, cita y comenta algunas líneas del Dr. Paul Carton, que afirmaba lo siguiente:
«En cuanto concierne a la especie humana las enfermedades se declaran como la acumulación de un término y como las sanciones a las desobediencias colectivas a las leyes naturales de verdad, de bondad, de unidad, de abnegación, de trabajo, de sobriedad, de auto-disciplina, que son las condiciones fundamentales del progreso, de la salud y de la felicidad de las razas humanas».
El Dr. Raynaud de la Ferriére continúa: «Cuando estos principios fundamentales han sido violados durante largo tiempo, se declara primero una enfermedad general colectiva (época de crisis debido al desequilibrio de las conciencias).”
«Este estado de degeneración física y mental es lo que disminuye la vitalidad y la moralidad y abate las fuerzas de resistencia de una nación. Entonces los pueblos llegan a un estado de aptitud para contraer las enfermedades catalogadas que se denominan guerras civiles, revoluciones, grandes epidemias, terremotos, etc… Estos flagelos obligan a suspender los hábitos malsanos, a encontrar nociones más justas, a aplicarse más estrictamente a los deberes esenciales (espíritu de verdad, de unidad, de disciplina, de caridad y de altruismo).”
«La obligación de descubrir, de proclamar y de practicar las leyes naturales que regulan la conducta intelectual y moral de los hombres quedará, en definitiva, como el único remedio general para alejar todas las miserias humanas y, por consiguiente: el único objeto o fin que se debe ofrecer, como solución, a los problemas de cada uno. En una palabra, la buena salud individual y social no puede alcanzarse sino mediante la buena voluntad, cada vez más fuerte, de obedecer las leyes naturales y divinas, es decir: de pensar en obrar en todas las cosas con justicia y con bondad (…)».
“Después de algunos días de aislamiento social, sin salir a la calle, la playa o el parque, sin autos ruidosos y contaminantes, sin fábricas con emisiones de gases de efecto invernadero que destruyen la capa de ozono, sin la explotación de minas cuyos desechos minerales matan a las especies de ríos y mares, sin la tala de los bosques y otras depredaciones humanas, las aves han regresado a sus hábitats naturales, el aire tiene menos dióxido de carbono, hechos confirmados tanto por la Agencia Espacial Europea (ESA) (…), como por la NASA, cuyas imágenes de satélite revelan caídas drásticas de los niveles de dióxido de nitrógeno en China, donde comenzó el brote del virus, e Italia. Asimismo, las aguas de los canales de Venecia están nuevamente cristalinas, y quizá pronto veamos el cese de los deshielos en la Antártida.”
“Por otro lado, el efecto positivo de la cuarentena en los hogares trae consigo el fortalecimiento de la familia, piedra de ángulo de la sociedad, ya que nos ha obligado a estar todos sentados alrededor de la mesa, como no ocurría hace mucho tiempo. Entonces, preguntémonos: ¿qué lecciones podemos extraer de estas circunstancias?”
“Una es volver a poner a la familia en el verdadero lugar que le corresponde en la sociedad, como leemos en los Grandes Mensajes del Maestre S.R. de la Ferrière:
“Cuando un edificio se agrieta no es buen negocio disfrazar las hendiduras y grietas volviendo a echarles yeso y pintándolas. Lo que es necesario es revisar la construcción y verificar la solidez de las piedras angulares y reemplazarlas si hay lugar a ello. Solidificada nuevamente sobre bases fuertes, siempre habrá tiempo después para perfeccionar el exterior y ocuparse de la estética en general.”
“Estamos asistiendo actualmente al hecho capital de un momento particularmente crítico, al monstruoso hundimiento de toda una civilización, pues al final de una Era en espera de otra, en el período de transición, los asientos de las civilizaciones siempre reciben algún choque. Las formas religiosas y sociales, más o menos cada 2.000 años sufren profundas transformaciones en sus formas exteriores, cambios determinados por el movimiento de retrogradación de los equinoccios, que nos coloca bajo influencias distintas de evolución. Estamos en uno de esos períodos de transición, que volvemos a encontrar también en la vida de cada hombre, donde es indispensable concentrar todas las energías a fin de no perder conciencia en el torbellino que nos arrastra.”
“¿Dejaremos naufragar nuestra civilización no sabiendo qué reforma hacer, o enérgicamente pondremos el dedo en la llaga para salvar lo que puede salvarse? Hemos visto la política, los gobiernos y muchas otras grandes organizaciones del orden social y económico conmoverse ante la destrucción y la corrupción de los seres y atribuir esta causa a otras razones de orden exterior (hambre, bancarrota, privación de lo necesario, caos organizado por las guerras, órdenes de ciertas políticas). Estos hechos son efectos y no causas. ¿Acaso las grandes predicciones no han anunciado desórdenes para nuestra época? «Sabe que en los últimos días habrá tiempos difíciles… » (II Timoteo, Cap. 3, Vers. 1 al 5). No tenemos sino que examinarnos con sinceridad para reconocer que cada uno de nosotros puede tomar para sí, por lo menos, una parte de la profecía del apóstol Pablo. ¿Y cómo es posible no avergonzarse por la descripción de tales realidades? ¿Qué hemos hecho con el Don de Dios que Jesús recuerda a la Samaritana? No solamente ignoramos lo que es ese magnífico DON DE DIOS, sino que arrastramos a las futuras generaciones a la misma vida de desarreglo que la nuestra y que va dejando a nuestros hijos sin dirección intelectual o moral, y si les damos alguna, es falsa, porque nosotros mismos, la generación anterior, hemos perdido el sentido de la Verdad, el sentido de las palabras, la gran lección que se desprende de la creación entera. Hemos fundado nuestra civilización sobre jerarquías en medio de agrupaciones limitadas, centrales, fábricas, oficinas, sindicatos, clubes y círculos de toda clase, con múltiples objetos, en detrimento y desprecio del origen de la más importante y única: la célula familiar.”
Al respecto [de las lecciones que extraer] el Maestre Dr. David Juan Ferriz Olivares también responde y aporta sabiamente lo siguiente:
«Además, muchos aprendizajes debe aceptar la humanidad, comenzando por aprender a regular: a) las industrias que originan la contaminación (…) b) la retención de los rayos ultravioleta por parte del gas butano que emana de un tratamiento al petróleo y que aumenta la existencia de los virus retro, la temperatura y sus efectos en el planeta, c) la basura tóxica e irreversible a la naturaleza (…) d) la desertización originada por la tala incontrolada de bosques (…) e) el problema de la sustitución de las industrias que destruyen o contaminan la naturaleza por la cesantía de los millones de obreros que trabajan en ellas, dándoles educación para trabajar en nuevas industrias no polucionantes u obligar a las industrias contaminantes que cambien o sustituyan sus productos a muy corto plazo, f) las difíciles consecuencias de la enorme explosión demográfica que desestabiliza la economía, aumenta constantemente la necesidad del drenaje de las cloacas de las ciudades, exige cada vez mayor agua potable, determina el crecimiento constante de las ciudades y origina la miseria en gran parte del mundo, g) la distribución real de los alimentos donde se tira anualmente tanta fruta en Europa y en América para que no bajen los precios, mientras mueren en África y Asia millares de niños porque no hay la distribución altruista y equilibrada de los excedentes de alimentos por parte de los gobiernos que pueden hacerlo, h) la corrupción administrativa y gubernamental que hace que sean los gobernantes y empleados de los gobiernos los que se queden con las grandes ayudas o préstamos que facilitan los países desarrollados para beneficio de todos, gravitando después una gran deuda externa que a todos perjudica, i) los desmedidos presupuestos de guerra que predominan en todos los presupuestos de las naciones, a excepción de Costa Rica que constitucionalmente no tiene ejército, descuidando otras grandes necesidades».
«Cuánto saber se necesita e indudablemente el imperativo cósmico influirá más y más para una actitud más coherente y pertinente del género humano y que los ejércitos sean convertidos en fuerza de supervivencia, de paz y de regeneración de las condiciones del planeta, en fuerzas de vigilancia de la supervivencia de la humanidad y de conservación de las condiciones de la naturaleza y en cuerpos de lucha frente al aniquilamiento de la naturaleza».
«La etapa de transición entre dos Eras es un momento crucial para la humanidad que se debe solucionar con urgencia y exactitud».
“En ese sentido, la Magna Fraternitas Universalis (www.magnanet.org) propone un nuevo Sistema Integral de Vida que nos conduce a retornar a la naturaleza y respetar las leyes del universo, a través de nuevos hábitos de conducta más elevada, el cambio hacia una alimentación más saludable, la integración de la medicina natural, la práctica de la Gimnasia Psicofísica Yoga, la Meditación y estudios avanzados del Saber (Jñana o Consciencia de Vida), y el encuentro individual y colectivo de un sentido de la existencia hacia una mayor Trascendentalidad del Ser.
Nos despedimos invocando los tres grandes Principios de nuestra institución, La Tolerancia, la Verdad y la Paz, para construir un mundo más unido por la Sabiduría. Lima Perú, 03 de abril de 2020