Observad, está en todas partes de la sociedad. Es utópica vida, que se cocina como cualquier mermelada. Las pulpas humanas pierden su poco líquido de dignidad. Estas pulpas están arremolinadas, unas junto a otras, hasta han perdido sus características propias. Sale líquido por doquier a la mínima presión del dedo. La mermelada está inflamada. Exclama de pánico ante el fino zumbido del zancudo.
Aquí, allá, ellos, nosotros, al fin, todos formamos parte de esta corrupta mermelada, quizá estamos sodomizados y como autómatas no nos damos cuenta. ¿Cuántos ofrecimientos de campaña para combatir la corrupción estamos recibiendo? Los mismos elementos que cotorreaban de combatir la corrupción, son los mismos los que han incurrido en corrupción. No quizá en igual grado, claro que no, sino, en peor nivel de corrupción. Eso significa, en un buen lenguaje: ¿hay que perder credibilidad las versiones de campañas de los candidatos? Porque ya son varios candidatos presidenciales que han ofrecido esta versión, y son ellos los que han incurrido en lo mismo.
Empero, estos particulares comportamientos al parecer no son exclusivos solo de candidatos presidenciales; sino también, de gobiernos regionales y locales.
En esta mermelada no están solamente las autoridades elegidas, también están los funcionarios y los técnicos. ¿Cómo se explica que todos los proyectos han tenido y tienen adendas? Es decir, ¿los técnicos se prestaron y se prestan a los juguetitos de cambiar los costos unitarios y los presupuestos, acorde a las indicaciones de los “jefes” elegidos? ¿Qué pasa con las normas legales, con las que las administran? ¿Por qué no se cumplieron las normas? ¿Las normas legales también se ajustaron a esos jueguitos de la corrupción?
No por gusto una autoridad llega a la provincia a decir: “si antes los funcionarios de la plata nos esperaban en sus oficinas listos para plantearnos las coimas; en la última década, estos mismos funcionarios nos esperaban en la vereda del edificio, con el expediente listo y con la empresa que construirá la obra, siempre y cuando deje por adelantado la parte que corresponde”. En el proceso constructivo, aparecían las adendas, por tal y cual situación.
Patria querida, que recuerda en su verso al Dios de Jacob, estás siendo cada vez vilipendiada, por quienes deben honrarte. Recibes de tus hijos estocada traidora que sangra tu sana entraña. Eres paciente patria mía, como la insigne Virgen María. ¿Por qué recordar al Dios de Jacob, sino cumplimos sus designios? Si estamos felices haciendo vida mundana, olvidemos al Dios de Jacob y sigamos rindiendo culto al dios dinero, que hay a montón con la corrupción. En esta mermelada de la corrupción, desde años atrás, se vienen realizando concursos de plazas, como saludo a una bandera desaliñada, maltratada por la corrupción, porque solamente ocupan las plazas de elevados sueldos, los familiares y allegados de quienes preparan estas sabrosas mermeladas envenenadas.
¿Por qué este comportamiento deshumanizado? ¿Por el dios dinero? ¿Más puede el dinero que la dignidad humana? ¿Por qué se le pasa franela a una empresa que ha empañado la historia del país con la corrupción? Al parecer, la maldad está cosechando sus últimos frutos, porque, pronto saldrá la fuerza de la bondad de Dios, cuando un ejército de hombres con temor a Dios como el Rey David, pueda encaminar los destinos de nuestra alicaída patria. Deje de pensar solo en dinero. Ocupe su mente y su corazón en el Señor y pronto se dará verdadero valor al hombre y a la sabia naturaleza, cuando las dagas se conviertan en tacarpos que siembran semillas alimenticias; cuando el odio de pronto se vuelva amor; cuando las diferencias que separan se convierten en sumatorias que unen a las personas; cuando los fusiles se conviertan en vestidos que cubren los cuerpos libres; cuando las bombas atómicas se conviertan en masivas reforestaciones que cubren de verde de nuevo el suelo degradado del planeta; cuando el anhídrido carbónico se convierta en oxígeno que se respira; cuando el exceso dinero de pocos, se distribuya en algo de dinero de muchas personas; cuando el padre y la madre conversen y abracen a sus hijos y le digan a diario cuánto lo quieren. Cuando las balas se convierten en semillas que se esparcen en los suelos fértiles del amor. Cuando la mermelada de la corrupción haya sido considerada una utopía, solo un sueño; porque tremenda corrupción, simplemente no puede suceder en el inteligente ser humano, porque ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios. Y, un ser semejante a Dios no podría hacer tamaña patraña.