Por: Genaro Del Carpio
José Ingenieros decía. «Después de pensar, querer». La decisión oportuna es el secreto de los grandes caracteres, por el pensamiento medimos en toda empresa nuestras fuerzas ante los obstáculos, equivocarse es una culpa. ¡Una vez pronunciado el ¡¡SI !!, claro, recto y directo como un rayo de luz, la voluntad debe ser inflexible, vacilar en la mitad del camino es traicionar el pensamiento, desfallecer es repudiar.
Por eso, en este 2024 debemos tener en cuenta que la voluntad sana jamás traiciona, ni repudia. Sigo pensando que, sin la firmeza de la conducta, no hay moral, no puede haberla, las buenas intenciones (que se dice están impregnadas en el infierno) que no se logran cumplir, son la caricatura de la virtud.
Las personas sin voluntad, se proponen volar y acaban arrastrándose, persiguen excelencia y se mimetizan con la mediocridad, conciben poemas y ejecuta críticas malsanas, sueñan vivir intensamente y se agitan en perpetua agonía.
Nunca dice «hago» que es la fórmula del hombre sano, prefieren decir «haré» que es el lema de la voluntad enferma. En buena cuenta, la voluntad se prueba en la acción. A partir de hoy no hago más que confirmar en mi vida que debo tener mucho cuidado cuando le menciono a alguien «lo que pasa es que te falta voluntad».
Los holgazanes que lamentablemente son muchos, no emprenden nada y pretenden justificarse desacreditando las empresas ajenas, si algo comienzan por casualidad y obligados por las circunstancias, nunca llegan al término de su obra, vacilan, dudan, tropiezan y caen. Por cierto, la voluntad está muy ligada a la iniciativa y el trabajo.
Termino diciendo que, si algo nos vamos a comprometer este 2024, primero tenemos que analizar la cantidad óptima de voluntad para llevarla a cabo, si esta no alcanza, es mejor no comprometerse.