Los familiares de la víctima mostraron su malestar, porque por cuestiones admirativas por ser domingo, no les entregaron el cuerpo y tampoco estuvo bien conservado, es por ello que después de 24 horas esté en estado de Descomposición.

El domingo por la mañana, falleció Kiana Mireya Reátegui Velásquez, una jovencita de tan solo 18 años de edad, quien perdió la vida en tras sufrir un trágico accidente de tránsito en Yurimaguas. Sin embargo, lo que debería haber sido un proceso de duelo y despedida digna se vio ensombrecido por una serie de complicaciones administrativas en el Hospital II – 2 de Tarapoto que indignaron a sus familiares.

La madre de la víctima, Leidy Marnith Velásquez Tapullima, expresó su profundo malestar debido a que, a pesar de haber transcurrido más de 24 horas desde el fatídico suceso, las autoridades hospitalarias no entregaron el cuerpo de su hija para poder trasladarlo a su lugar de origen. Además, denunció que durante ese tiempo el cuerpo no recibió el cuidado adecuado, es por ello que les entregaron el cuerpo en estado de descomposición.

«Mi hija falleció el domingo a las once de la mañana debido a la falta de pago de más de 4500 soles por concepto de atención médica. No solo nos negaron la entrega del cuerpo, sino que tampoco garantizaron su conservación en refrigeración, lo que resultó en un trato inhumano y degradante para ella y para nosotros como familia», manifestó con indignación Leidy Marnith Velásquez.

La tía de la joven, Giovanna Cerna Paredes, se sumó al reclamo de la familia, destacando la injusticia de que el cuerpo de su sobrina haya sido tratado con negligencia debido a asuntos administrativos. «Es inaceptable que el cuerpo de Kiana haya estado prácticamente abandonado en un pasillo sin recibir el debido tratamiento como corresponde a cualquier ser humano. Exigimos respuestas y justicia», expresó con voz entrecortada.

Finalmente, ayer por la tarde, el cuerpo de Kiana Mireya Reátegui fue trasladado a Yurimaguas, donde será sepultado. Sin embargo, el dolor y la preocupación persisten en la familia, quienes ahora se ven enfrentados a los gastos médicos y funerarios, comprometiéndose a cubrir la deuda acumulada en un plazo de cinco meses. (Hugo Anteparra)