La artista italiana Raffaella Carrà partió de este mundo dejando a toda una generación que bailó y vibró con sus canciones sumidos entre la sorpresa y el pesar por su partida.
Aunque ya no realizaba giras musicales alrededor del mundo como fue siempre su costumbre, la estrella mundial de la televisión y la música desarrollaba participaciones en diversos programas del país de la bota.
En sus últimas entrevistas aseguró que se sentía satisfecha de lo alcanzado y desarrollado en su carrera y que por ello siempre se mantenía vigente; aunque Hollywood nunca le robó el sueño.
Este año en dialogo con el PAIS de España Raffaella dijo: “Ni bebo ni me drogo, por eso Hollywood no era para mí”
Para la cantante, su palabra favorita siempre ha sido LIBERTAD, pero desde que la pandemia por el coronavirus se había instalado en las vidas de todos Raffaella Carrà (Bolonia, 1943) utilizaba más el vocablo respeto, aseguraba aquella vez desde su casa de Roma, donde se recluyó al inicio de la cuarentena y desde donde obserbaba con expectación todo lo que sucede en el exterior. “Estoy un poco revuelta y tengo miedo, como es normal. Esta pandemia es muy testaruda”, decía que habìa viajado por casi todos los países del mundo rompiendo moldes a golpe de melena y con un vestuario lleno de lentejuelas y brillos y con el ombligo al aire en años de censura.
Debutó en el cine a los nueve años y aunque la televisión fue su mayor escaparate, probó suerte en algunas películas en su Italia natal y dio el salto a Hollywood. Pero ese mundo no era para ella. “Cuando termina el trabajo a las cinco de la tarde, todo el mundo sale de fiesta. Y yo ni me drogo ni bebo”, admite quien rompió un contrato con la Fox para regresar a casa junto a su madre. “Allí todo el mundo te dice ‘I love you’ enseguida. Para querer a alguien primero tienes que conocerlo, ¿no?”, añade sobre esa hipocresía instalada en la meca del cine.
Ella es autora de emblemáticos temas como «Caliente», «Explota, explota», «Hay que venir al sur», «Lucas», «Pedro», Tuca tuca», «Fiesta», «Yo no sé vivir sin ti», «En el amor todo es empezar», «Hay que venir al sur» que traspasó fronteras.
En noviembre 1979, Raffaella Carrá llegó al Perú en medio de una gran expectativa. La cantante italiana posó para los fotógrafos en el hotel donde se hospedaba. 15,000 personas que acudieron al Coliseo Amauta para disfrutar de su música.