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miércoles, febrero 19, 2025
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Nuestras ciudades podrían ser diferentes

Por Willian Gallegos Arévalo

Todos ansiamos vivir en una ciudad que se sienta que nos quiere. Pero la realidad es otra, porque ya no existe esa vinculación que antaño existía. Y parece una ironía que, mientras el mundo se ha globalizado, convirtiéndose en lo que Marshall McLuhan llamó “la aldea global”, en donde las relaciones humanas y de intercambio se hacen al instante, hoy vivimos todos distanciados: hemos terminado convirtiéndonos en una sociedad de desconocidos. Pero para que esta situación no sea traumática tenemos solo dos oportunidades: que nuestras ciudades sean diferentes y que no destruyamos los paisajes. Para las dos situaciones solo los gobiernos locales tienen facultad y poder para hacerlos posible. Pero, así como están nuestros líderes locales, con un autismo descomunal, esperar que una recomendación o una propuesta sea escuchada es como pedirle peras al olmo.

A través de mis artículos he venido reclamando que nuestras ciudades y pueblos deben ser diferentes en su estilo y no parecerse entre ellas. En el caso de la región San Martín, solo Lamas nos puede mostrar una autenticidad y una marca propias. A solo veinte kilómetros de Tarapoto encontrase en Lamas es estar en otro mundo en donde la gente es también diferente: en su carácter, en su temperamento, en su vitalidad y en la forma como pareciera percibir el mundo. Lo global pareciera desaparecer y predominar lo local, dos conceptos en boga actualmente. Quienes han trabajado procesos de desarrollo lo entenderán mejor.

Quizá el mejor concepto para que una ciudad sea parte de la gente es que sea amigable. A propósito, Pedro Morillas Torres, prestigioso empresario y promotor trujillano, alguna vez co-propietario de la otrora empresa “Carrocerías Morillas S. A.”, gran amigo mío, y dedicado actualmente al rubro turístico, me compartió un soberbio artículo “Desde Hong Kong…”, escrito por Maruja Valcárcel, donde dice que en esa ciudad “el sistema venoso de la ciudad es de una gran armonía con las necesidades de sus millones de habitantes” y donde “las cosas se hacen para durar cien años”. El articulo me llega precisamente a mi WhatsApp, cuando estaba escribiendo el articulo para este lunes 3 de febrero. Y en la nota periodística se compara Hong Kong con lo que es la Lima del caos, de los tiempos de Porky.

¿Y como está Tarapoto? ¡Bien, gracias! A los tres últimos alcaldes de esta provincia, o sea, a Walter Grundel, a Teddy del Águila y Lluni Perea, me he cansado de alcanzarles propuestas para hacer de mi ciudad un centro urbano diferente: [De repente los Gerentes Municipales no funcionaron, ni funcionan]. Nuestras ciudades podrían parecerse en cuanto a su arborización, a sus veredas, a sus espacios verdes, a sus espacios públicos, a la preservación de sus construcciones históricas, al reconocimiento de sus valores ciudadanos y sus valores culturales. Podrían también ser diferentes entre ellas, y ser bellas y armoniosas en sus particularidades e identidades propias. Y eso depende de sus autoridades; pero si los alcaldes no conocen ni la ley orgánica de municipalidades, es francamente abusivo pedirles mucho, pues no somos intolerantes. (Comunicando Bosque y Cultura).

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