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miércoles, enero 22, 2025
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Una nueva filosofía para el cacao

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No suelo asistir a exposiciones, pero el martes 28 de junio 2016, me invitaron al desgaire a un evento y me arriesgué a participar pensando retirarme a los pocos minutos, cuando me entero que quienes promovían el evento eran GIZ- la cooperación alemana, que goza de un merecido prestigio en el país, por la calidad de su intervención promoviendo el desarrollo–, y la Mesa Técnica del Cacao, ahora presidida por el Ing. Álvaro Pérez Mondragón, un competente y correcto profesional. Algo más, estaba presente el Dr. Enrique Arévalo Gardini, del Instituto de Cultivos Tropicales, que, como organización privada, se caracteriza por la calidad y seriedad de sus trabajos.

Con los antecedentes del caso, decidí quedarme. Tenían un invitado especial: el Ph. D. Juan Carlos Motamayor Arias, venezolano, un reconocido experto mundial en genómica del cacao, que, gracias a GIZ, llegó a Tarapoto, quien disertó el tema “Importancia de la diversidad Genética del Cacao en la Amazonía Peruana. Sostenibilidad y sus potencialidades para los mercados de cacao y chocolate”. Previo a su intervención, el Ph. D. Enrique Arévalo Gardini, disertó respecto a la conservación del germoplasma de las diversas colecciones desarrolladas, dejándose entrever que es necesario realizar más investigación sobre el tema de las especies nativas que por sus características de rusticidad -como conocemos los agrónomos—pueden aportar mucho en el tema de la resistencia de los nuevos cultivares que se vayan creando.

Más que un conjunto de recetas, la exposición de Juan Carlos Motamayor Arias, versó sobre el nuevo enfoque en el tema de la problemática del cultivo del cacao. Dijo que faltaba cómo enfocar su desarrollo a partir de estudiar la diversidad y la búsqueda del financiamiento necesario, dentro de las iniciativas sustentables. Nos recordó que el Perú, es el centro de origen de esta especie, donde existe una gran variabilidad, y nos acordamos de Vavilov.

Juan Carlos incidió en algo que, modestia aparte, yo había sugerido cuando era gerente del Consorcio de Productores de Arroz del Bajo Mayo. Y era el tema que se debería preparar agricultores líderes que se conviertan en modelos para el universo de agricultores. O sea, una capacitación con resultados, con metas, con indicadores. Del mismo modo, el expositor propuso que deben tenerse parcelas demostrativas y, posteriormente, transferir la tecnología dentro de un proceso de descentralización de la información. Para graficar y dramatizar el cómo se entiende el desarrollo a partir de nuestros modelos, citó un popular dicho venezolano: “No lava, ni presta la batea”, versión llanera del ´perro del hortelano´. Nos advirtió del riesgo de que los recursos genéticos se pierdan; naturalmente esto debido a que no tenemos políticas públicas regionales y nos hemos embarcado en la rentabilidad y la competitividad, que deben replantearse.

Manolo Rojas, Asesor de GIZ en temas de Medio Ambiente, hizo la presentación de la conferencia magistral. Santiago Pastor Soplín, profesor de la Universidad Científica del Sur y Asesor de la Asociación Peruana de Productores de Cacao, introdujo el concepto de negociación entre todas las partes involucradas para hacer viable el proceso integral del cultivo del cacao y nos recordó el protocolo de Nagoya, que se refiere al ´acceso a los recursos genéticos y participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización”, y sus consecuencias. Algo más: sugirió la necesidad de crear el Programa Nacional de Cacao que oriente todo el proceso.

Fue, en resumen, una conferencia que me satisfizo. Después del evento discutimos sobre el tema con el Ing. Julio Martín Montenegro Farje, Especialista en Competitividad Agraria y Álvaro Pérez, y concluimos que se hacen necesarios nuevos enfoques. Sugerí que era imprescindible constituir el Programa Regional del Cacao.

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