Cada noche con los ojos cerrados y las manos juntas en el pecho te pido mi perdón… ¿Me escuchas? O ¿No he pecado lo suficiente para ser perdonado? Confío ciegamente en ti, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Al igual que yo, muchos más te agradecen por cumplir con sus metas y objetivos; ¿pasa lo mismo con los cretinos, hampones y corruptos que consuman sus fines maquiavélicos?… ¿Los degenerados también te rezan? Suelo dudar que las plegarias nos sirvan de intermediarias para que nos ayudes, de ser así ayudarías primero a los que mueren de hambre, a los que mueren en guerras o a los niños violados en capillas… sería injusto que tu bendición irradie sobre los ya mencionados corruptos antes que en los necesitados… en efecto, siento que soy cruel al agradecerte por un nuevo amanecer, quizá esté mofándome de los niños que hoy mueren en Siria… lo mismo me pasa si te agradezco por los alimentos… quizá esté ofendiendo a tus hijos los mismos que en África te ruegan por un plato de comida. Creo que los más necesitados ya no tienen fe en ti, por eso me siento ofendido… ¡Irónico!
¡Ya sé!.. estás más ocupado intentando cambiar a los “chicos malos” para convencerlos en que sean buenos y vayan a tu reino, aunque… lo correcto sería que el Diablo, tu creación, tu némesis se encargue de ellos. Pero estoy tan afligido de tener que escuchar tu nombre en bocas erróneas, mentes castradas, tergiversadas, más aún en los seres que te mancillan…
NO ES SENTIDO COMÚN, DE SER ASÍ NADIE CREERÍA EN TI; SE TRATA DE FE… es algo que al parecer tú mismo haces que se vulnere. A pesar de todo confío en ti y cada noche con los ojos cerrados y mis manos en el pecho… te pido perdón, esperando me escuches.