Pablo Neruda y el primer poema Columna de Edwin Rojas – El Manguaré del Buho
Pablo Neruda (Chile. 12-07-1904, 23-09-1973), su nombre real Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, Premio Nobel de literatura en 1971. Fue elegido senador en 1945, y en 1970 declinó su precandidatura presidencial en favor de Salvador Allende. Publicó en 1974 sus memorias con el título Confieso que he vivido. Aquí un extracto del libro.
Caza de cisnes en el lago
Ahora voy a contarles alguna historia de pájaros. En el lago Budí perseguían a los cisnes con ferocidad. Se acercaban a ellos sigilosamente en los botes y luego rápido, rápido remaban. Como los cisnes emprenden difícilmente vuelo, deben correr patinando sobre el agua levantando con dificultad sus grandes alas. Los alcanzaban y a garrotazos terminaban con ellos.
Cisne cuello negro
Me trajeron una vez un cisne medio muerto. Era una de esas maravillosas aves que no he vuelto a ver en el mundo, el cisne cuello negro. Un ave de nieve con el esbelto cuello como metido en una estrecha media de seda negra. El pico anaranjado y los ojos rojos. Esto fue cerca del mar, en Puerto Saavedra, Imperial del Sur. Bañé sus heridas y le empujé pedacitos de pan y de pescado en la garganta. Todo lo devolvía. Sin embargo, fue reponiéndose de sus lastimaduras, comenzó a comprender que yo era su amigo, y yo comencé a comprender que la nostalgia lo mataba. Entonces cargando el pesado pájaro en mis brazos por las calles, lo llevaba al río. Él nadaba un poco, cerca de mí. Yo quería que pescara y le indicaba las piedrecitas del fondo, las arenas por donde se deslizaban los plateados peces del sur. Pero él miraba con ojos tristes la distancia.
Los cisnes no cantan cuando mueren
Así cada día, por más de veinte, lo llevé al río y lo traje a mi casa. el cisne era tan grande como yo. Una tarde estuvo más ensimismado, nadó cerca de mí, pero no se distrajo con las musarañas con que yo quería enseñarle de nuevo a pescar. Se estuvo muy quieto y lo tomé de nuevo en brazos para llevármelo a casa. Entonces, cuando lo tenía a la altura de mi pecho, sentí que se desenrollaba una cinta, algo como un brazo negro me rozaba la cara. Era su largo y ondulante cuello que caía. Así aprendí que los cisnes no cantan cuando mueren.
Mi primer poema
Qué soledad la de un pequeño niño poeta. Muchas veces me he preguntado cuándo escribí mi primer poema, cuándo nació en mí la poesía. Trataré de recordarlo. Muy atrás en mi infancia y habiendo apenas aprendido a escribir, sentí una vez intensa emoción y tracé unas cuantas palabras semirrimadas, diferentes al lenguaje diario. Las puse en limpio en un papel, preso de una ansiedad profunda, de un sentimiento hasta entonces desconocido, especie de angustia y tristeza.
Así recibí la primera crítica literaria
Era un poema dedicado a mi madre. Me la llevé a mis padres, ellos estaban en el comedor. Les alargué el papel con las líneas. Mi padre, distraídamente, lo tomó en sus manos, distraídamente lo leyó, distraídamente me lo devolvió, diciéndome: —¿De dónde lo copiaste? —. Así nació mi primer poema, y así recibí la primera muestra distraída de la crítica literaria.
Fuente consultada.
Neruda, Pablo. Confieso que he vivido, Editorial Oveja Negra. Colombia. 1974



