Conocer que el título del mismísimo Contralor de la República es falso, me hace pensar que vivimos en el país de las maravillosas mentiras.
No es posible que a estas alturas después de más de un año conozcamos que nuestro Contralor cuenta con título falso, aunque haya salido a negarlo a través de un comunicado.
Esto nos lleva a pensar que viviríamos en un país de la improvisación y de buscar siempre sacarle la vuelta a lo formal, porque podemos ver que en las mismas instituciones públicas, las que nos rigen las cosas no son tan ordenadas como podemos ver.
Hasta cuándo vamos a llegar a tener confianza a nuestras autoridades que lo único que nos muestran en estos años en poca vocación de servicio y solo piensan en beneficiarse ya sea al grupo que representan o a ellos mismos.
Creo que la población debe reaccionar a todo lo que está pasand y no escudarse en que no le interesa la política, desde sus trinchera empezar a hacer algo para que las cosas cambien.
El Perú, un país de tantas maravillas no puede verse empañado por politiqueros que lo único que hacen es desprestigiarnos y no solo hablamos en este caso del Contralor, hay muchos ejemplos que podríamos citar.
No nos contentemos con ser el país de las mentiras, empecemos nosotros mismos a despercudirnos de esos vicios y comportamientos que a nada bueno nos llevan.