A doce días de haber asumido el gobierno el maestro Pedro Castillo Terrones, este parece todavía encontrarse en el limbo, por muchas razones comprensibles, es cierto, y con la amenaza de derribarle a como sea. El diario El Comercio, fiel a sus métodos, manipula y recoge todas las voces que apuntan a ese propósito. Pero también es cierto que el actual gobierno no ha tenido los criterios suficientes para designar a sus altos funcionarios que serán parte de la gestión gubernativa, y esta es su primera debilidad. Y, de otro lado, tienen a un Bermejo que pareciera ser uno de esos sujetos cuyas actitudes y declaraciones insanas contribuyen a abrir más frentes para felicidad de los medios, especialmente la televisión y es cuando los enemigos del cambio gritan y dicen: “¡Ahí está! ¡Eso es lo que han querido!”
A Pedro Castillo no le van a dar tregua, no tanto porque en mucha gente ingenua –por decirlo de manera generosas–, ha calado el tema del comunismo y las expropiaciones de los bienes de la gente, sino porque –presiento—que muchas personas no soportan que personas que no pertenecen a las altas élites socio-económicas del país, accedan a los cargos públicos y dirijan el país. Roger Rumrill García tiene una ilustrativa crónica publicada en el diario Expreso, en 1974. Un reportero, de apellido Gómez, de Frecuencia Latina, se refería a los nuevos funcionarios, al criticar sus debilidades y algunos prontuarios, con las expresiones “ya veremos que hace esa gente”.
La llegada de Pedro Castillo y su emblemático sombrero, debe propiciar una revolución en democracia generando políticas públicas y llevándolas a la práctica. En mi opinión, la ejecución de una auténtica descentralización, con mayores decisiones y responsabilidades ejecutivas a los gobiernos regionales es lo fundamental. De no hacer esto, ningún proceso de cambio va a funcionar. De este modo, los gobiernos regionales podrán expedir sus propias leyes tanto laborales y ambientales dentro del marco de una nueva Constitución, pues la actual, debe reformarse o cambiarse totalmente, respetando los derechos ciudadanos y el emprenduderismo con ética y valores. La libertad debe ser para todos y no esa “libertad” para seguir manteniendo privilegios de unos pocos.
Pedro Castillo Terrones tiene una tremenda responsabilidad en este escenario del Bicentenario. Tiene que aprender a negociar. John Kennedy, solía decir que en nuestra vida es importante saber contemporizar, que resalta en su libro “Perfiles de valor”. Y para Pedro Castillo, el del sombrero, cito a Jim Rohn: “Es el momento de desarrollar las destrezas y habilidades que nos permitirán contemporizar con gente ´imperfecta´, porque aun para un tonto, es fácil congeniar con gente ´perfecta´. Es también, el tiempo de volverse suficientemente sabio para saber qué decir, lo mismo para saber qué no mirar y ´qué no decir´”. Indudablemente, a Bermejo tienen que darle una patada en el culo, para que no joda mucho.
A Pedro Castillo Terrones, el del sombrero, le decimos que los peruanos queremos que todos cumplan con la ley y se promueva y practique la justicia, porque nuestro país es de todos y no de unos pocos. Justicia quiere mi país.
[Comunicando Bosque y Cultura].