“De la selección peruana a cosechar limones bajo el sol”
Willian Medardo Chiroque Távara, nacio en Chulucanas, Piura, un 10 de marzo de 1980. Allá, entre la tierra caliente y el viento del norte, empezó todo. Soñaba con una pelota mientras ayudaba en casa. La pobreza me formó, el fútbol me salvó.
Paso por Sporting Cristal, Juan Aurich, César Vallejo, Cienciano, Alianza Atlético entre otros. Fue campeón nacional, ganó copas, pero nada se comparó con vestir la camiseta de Perú, anota orgulloso jugador norteño.
En la Copa América 2011, hizo historia: tercer lugar, marcó un gol y dio una asistencia. La gente gritaba ¡Periquito!, dice que no podía creer.
El niño piurano estaba ahí, entre gigantes, junto a Paolo Guerrero; los años pasaron, y con ellos vinieron las lesiones. En 2018, tras jugar en Atlético Grau, decide decir adiós al fútbol profesional. El retiro fue duro, como para todos. Pero no me quebré. Solo volví a mis raíces, sostiene con naturalidad.
“Desde entonces, trabajo cultivando limones en Morropón, Piura, junto a mi padre. La tierra me enseñó a ser paciente, hoy recojo limones con las mismas manos con las que alguna vez levanté trofeos” anota.
Y cuando parecía que todo había quedado en el pasado, el fútbol me llamó otra vez. En 2024, con 44 años, volví a jugar. Primero en Sport Pilma, y ahora con Olimpia FC, en la Copa Perú. En mi primer partido, hice un doblete. El alma sigue intacta, aunque el cuerpo pese más, cuenta sonriente con aire de buen norteño.
No me avergüenzo, fui futbolista, soy agricultor y sigo siendo el mismo, el que nunca dejó de luchar. Del césped al campo. De las ovaciones al silencio. Pero siempre con el corazón lleno de sueños, porque el Periquito nunca se fue, solo cambió de cancha. No es una declaración oficial, es una recreación narrativa basada en hechos reales de una persona humilde campo.
