El diario El Comercio y sus satélites están aterrados con la vuelta de Petroperú a gestionar los lotes I, VI y Z-2B de Talara. La Confiep, la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) y Comex gritan enardecidos que esto hará que “huyan las inversiones del país”.  Pero, veamos los argumentos más comunes que usa la derecha mercantilista más reaccionaria de nuestro país:

1.     Petroperú no está capacitado para asumir los lotes.

Si bien ya han pasado 30 años desde la privatización de los lotes, en el mercado petrolero es común que se herede la plana profesional del anterior operador, en palabras del ex director general de Hidrocarburos, Pedro Chira. En los años 90, una de las beneficiadas con la privatización fue la empresa Graña y Montero, que no tenía ninguna experiencia en el rubro y absorbió al anterior personal que operaba en los lotes. ¿Se habrán indignado aquella vez por la “nula experiencia” de esta empresa para operar los lotes? Por supuesto que no. Indignación selectiva le llaman.

2.         Petroperú es una empresa quebrada.

Petroperú tiene una deuda de $5.290 millones en la que incurrió para modernizar la Refinería de Talara. Pero justamente el ingreso a estos lotes significaría un flujo de caja inmediato que permitiría pagar esas deudas. La consultora norteamericana Arthur D. Little ha calculado que el EBITDA (una aproximación rápida de la capacidad económica para generar excedentes y pagar deudas) generado por la Nueva Refinería de Talara (NRT) sería de $470 millones anuales en los próximos 15 años. La deuda anual de Petroperú es de $350 millones anuales, por lo que estaría cubierta con holgura.

3.     Se ahuyentará las inversiones del país.

Recontra falso. Existen 31 áreas en todo el país para contratos nuevos y en donde recientemente los lotes V y VII han pasado a Petromont y Olympic, respectivamente; y los lotes Z61, Z62 y Z63, frente a la costa de La Libertad, han pasado a la empresa norteamericana Anadarko. ¿Espantadas? Al contrario, hay 10 empresas haciendo cola para ir como socias de la estatal.

En el Perú hay una demanda superior a los 250.000 barriles de petróleo por día (bpd) y el “objetivo” de la privatización en los años 90 era el de elevar la producción. Pues sucedió todo lo contrario, ya que pasamos de producir 127.000 bpd en 1994 a producir 40.000 bpd a fines del 2022.

El meollo del asunto es que se trata de un negocio redondo para los privados ya que extraer un barril de petróleo en el país cuesta $40, pero Petroperú tiene que comprarlo, a estos mismos privados que lo extrajeron de suelo peruano, al precio internacional que ahora anda por los $90. Un absurdo total.

Lo que recomiendan los expertos en el tema, y las consultoras norteamericanas Fitch, Arthur Andersen y Arthur D. Little, es la integración vertical de la empresa. Es decir, que la estatal no sólo se dedique a importar combustibles, sino a la propia explotación de pozos que antes fueron suyos y que le permitirían alimentar a su propia refinería, lo que se traduciría en un traslado de menores precios de los combustibles para nosotros como consumidores. ¿Tendrán nuestros políticos los pantalones para detener este afán privatizador y que nos desprotege en materia energética? (Comunicando Bosque y Cultura).