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lunes, junio 2, 2025
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“La política es corrupta pero no aburrida”

“Es incorrecto pensar que la política nos es ajena, que por más ideales que se tengan sólo compete a los que están en el gobierno y que la gente ´común y corriente´ no puede hacer nada para cambiar las cosas, de tal modo que solo hay que preocuparse por ´lo propio´, como si lo que sucediese en la política atañe solo a los políticos”, escribe Esther Fragoso Fernández, docente investigadora en Universidad La Salle Pachuca, México. Y lo que dice, que no es nada nuevo, es importante porque creer lo contrario ha hecho que existan los becerriles, los mulders, las letonas, los sipanes, los galarretas, los vitochos, las bartras, y tantos y seres prescindibles de ese escenario, como la política, a la que han prostituido.

La forma de cómo comenzaron a entender la política esos sujetos avezados que creen representarnos, ha hecho que la mayoría de la gente haya terminado entendiendo que la política sea el espacio natural para los delincuentes de la política. Y tanto que un ya famoso fiscal termine formulando la tesis que dentro de los partidos políticos se encuentren organizaciones criminales que son los que realmente dirigen dichos partidos. Para evitar que el mismo proceso acusatorio les caiga a su grupo, tres conocidísimos “mosqueteros” se han apresurado a presentar un proyecto de ley que impida que a su partido político se le repute con la misma calificación. Vivos estos tipos.

Precisamente, el viernes pasado me encontraba en Lima, y cuando me acerqué a un quisco a comprar mis periódicos entablé una amena conversación con el vendedor del puesto quien, como conclusión me dijo que “la política es corrupta, pero no aburrida”. Carlos Aragonez Buleje, nombre del empresario periodístico, hace un descubrimiento de cómo debemos interpretar la política de estos tiempos, porque si bien ya nos hemos acostumbrado a ver y entender que a ella solo se dedican los aventureros y saltibanquis, también es cierto que a la sociedad lo libera de es modorra y rutina en que se desenvuelve la sociedad de nuestros tiempos, en donde sujetos necios, zafios y sandios, se atreven a hablarnos de valores –como ese congresista de mostachos grises—que hoy es vocero de su grupo. (Los que “saben” de política me entenderán).

Lo expresado por Carlos Aragonez Buleje abre un espacio para la reflexión, porque al final de cuentas los políticos de hoy se han convertido en encubridores y huelepedos de los líderes de sus partidos. La televisión, que ya linda en la proclividad hacia lo innecesario, carente de programas para el sano entretenimiento y la cultura, ha encontrado en esos políticos quienes, con sus chanchadas, han reemplazado a los programas de humor, a esos antaño espacios de los debates públicos en donde esos políticos daban clases de cultura, de la sana ironía. Cómo no extrañar entonces a un Chirinos Soto, a un Cornejo Chávez, a un Gastón Acurio, a un Luis Alberto Sánchez, a un Carlos Enrique Melgar. Pero ahora nos salen con un Mauricio Mulder, con una Rosa Bartra, con un Héctor Becerril (¡¡¡¡Horror!!!!), con un Velásquez Quesquén, con una Arana, con un Vitocho, quienes han hecho que la política no sea aburrida, después de todo.

La política cambiará para mejor cuando los ciudadanos sepan elegir a sus mejores hombres y mujeres y los partidos políticos dejen de ser organizaciones criminales y los militantes sus cómplices.

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