Hay muchos que se ponen socarrones con eso de que todo tiempo pasado fue más sano y ponen como ejemplo a los políticos de entonces, de mediados del siglo pasado o de antes. “Gente de respeto la de entonces”, dicen. Aquellos personajes podían sentirse así de magnánimos y así de buenos, porque nadie se daba cuenta de lloque sucedía en su entorno y con ellos. No hay peor época para la corrupción que cuando existía esclavitud solapada(es decir hasta hace apenas unos cuantos decenios en la Amazonía). De San Martín es el mayor asesino de América Latina, Julio César Arana y sorprendentemente no existe un discurso de ningún parlamentario loretano que hable acerca de lo horrendo que sucedía en las selvas.
En las viejas casonas riojanas, apenas en los años sesenta, se escondían a cientos de esclavos awajún, dominados a través de la fuerza, arrebatados de la libertad para formar parte de un ejército de trabajadores sin paga. ¿Más ejemplos? En ese entonces un político que ahora tienta a gobernarnos, PPK, escondió la página 11 de un contrato para la explotación de petróleo sin condiciones y sin límites, un contrato lesivo a nuestra soberanía.
En ese entonces los políticos mataban porque estaban autorizados por el poder que ostentaban. Han habido gobiernos, en los que la tercera parte de los ingresos del país, se iban para sustentar a las familias que conformaban el oligopolio que nos gobernaba. Es del gobierno del mejor ejemplo de aquellos, de Fernando Belaúnde Terry, cuando se mató a los mayorunas, comunidad de Ucayali, que se oponía a las intenciones de explotar petróleo en su territorio.
Como consecuencia de aquello, el gobierno de Belaúnde, autorizó el ingreso de una flota de aviones de los Estados Unidos de Norteamérica para matar como en Iraq o Afganistán se mata. Es decir, porquerías, seres insufribles, gobernantes colmados de hipocrecía y de palabras floridas, capaces de discutir sobre un asunto sobre horas en ejercicios infames de retórica, mientras el país se moría de hambre. La única diferencia con los del pasado es que a los de ahora o los filman o se filman y guardan y liberan y destruyen sus vidas. Antes no había esa tecnología, pero no me imagino el asqueroso nivel de oportunismo, la vendeta de entonces, los negociados secretos, la vendeta de un país que tuvo que sufrir su racismo, su miedo a la pobreza, su miseria espiritual.