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Presupuesto Regional 2026: Entre la concentración de recursos y el desafío de cerrar brechas territoriales

La región San Martín se ubica en el puesto 12con un presupuesto asignado de S/ 2,513 millones.

El Presupuesto Regional 2026, aprobado en el marco del Presupuesto General de la República, vuelve a mostrar un mapa desigual del desarrollo territorial en el Perú. Las cifras oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) revelan qué regiones concentran mayores recursos públicos y, al mismo tiempo, exponen las urgencias estructurales de aquellas que, pese a su rol estratégico, aún reciben asignaciones que resultan insuficientes frente a sus necesidades reales.

De acuerdo con la data oficial, Piura lidera el ranking nacional con S/ 4,428 millones, seguida por La Libertad (S/ 4,168 millones) y Cajamarca (S/ 3,821 millones). En el bloque superior también figuran Loreto (S/ 3,640 millones)Cusco (S/ 3,521 millones) y Junín (S/ 3,499 millones), regiones que combinan criterios de extensión territorial, densidad poblacional, brechas históricas y presión sobre servicios públicos esenciales.

Este grupo concentra una parte significativa del gasto regional, reflejando prioridades vinculadas a infraestructura, conectividad, salud, educación y atención social, pero también evidencia una lógica presupuestal que sigue respondiendo más a variables administrativas que a una planificación integral del desarrollo sostenible.

San Martín: ubicación estratégica y presupuesto aún limitado

En este escenario nacional, la región San Martín se ubica en el puesto 12, con un presupuesto asignado de S/ 2,513 millones. Si bien la cifra representa un incremento respecto a años anteriores, resulta insuficiente frente a las múltiples urgencias que enfrenta la región y a su papel clave como puerta de entrada a la Amazonía peruana.

San Martín cumple una función estratégica en el equilibrio ambiental, productivo y social del país. Es una región que articula la sierra y la selva, sostiene importantes corredores económicos (agroindustria, comercio, turismo y servicios) y, al mismo tiempo, enfrenta presiones crecientes por deforestación, expansión urbana desordenada, minería ilegal, narcotráfico y precariedad en servicios básicos.

El presupuesto asignado considera factores como población, ejecución histórica, programas sociales y proyectos de inversión pública en cartera, pero no termina de reflejar la magnitud de los desafíos estructurales:

  • Déficit en infraestructura vial y aeroportuaria, clave para la competitividad regional.
  • Brechas persistentes en salud y educación, especialmente en zonas rurales y amazónicas.
  • Necesidad urgente de inversión en agua potable, saneamiento y gestión ambiental.
  • Limitada capacidad de los gobiernos locales para formular y ejecutar proyectos de alto impacto.

Comparaciones que invitan a la reflexión

Regiones con realidades similares o incluso menor presión territorial, como Lambayeque (S/ 2,534 millones) o Ayacucho (S/ 2,681 millones)superan o se acercan al presupuesto de San Martín. En tanto, Lima regiones recibe S/ 2,285 millones, pese a contar con mayor acceso a servicios e infraestructura consolidada, lo que vuelve a poner en debate los criterios de equidad territorial y compensación por brechas históricas.

En el extremo inferior del ranking aparecen Madre de Dios (S/ 617 millones)Tumbes (S/ 747 millones) y Moquegua (S/ 853 millones), confirmando que las regiones amazónicas y de frontera siguen siendo las más relegadas a pesar de su alto valor ambiental y geopolítico.

Más presupuesto no siempre es más desarrollo

El análisis del Presupuesto Regional 2026 deja una conclusión clara: la asignación de recursos no garantiza por sí sola el desarrollo, pero sí condiciona la posibilidad de cerrar brechas. En regiones como San Martín, el reto no solo pasa por gestionar mejor el presupuestosino por reclamar una asignación más justa y acorde a su rol estratégico nacional.

La región necesita que el presupuesto sea entendido como una herramienta de transformación, orientada a fortalecer la conectividad, proteger la Amazonía, impulsar economías sostenibles y garantizar derechos básicos a su población. Sin ello, San Martín corre el riesgo de seguir creciendo demográficamente sin el respaldo financiero necesario para sostener ese crecimiento de manera ordenada y equitativa.

El Presupuesto 2026 vuelve a abrir el debate de fondo: ¿está el Estado invirtiendo donde más se necesita o donde resulta más sencillo ejecutar? La respuesta a esa pregunta marcará el rumbo del desarrollo regional en los próximos años.

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