Es una concesión tradicional, al comienzo de las gestiones municipales, que los gobernantes tengan un plazo de cien días para establecerse y organizar su administración. Este período que tiene casi categoría de ley, sin estar promulgada, es un periodo de gracia o un gesto de indulgencia que se brinda a las nuevas gestiones para que formen sus equipos técnicos, afinen sus propuestas más importantes y desarrollen sus programas.
Algunos historiadores señalan que el origen de esta práctica se remonta a la época napoleónica, pero la referencia más conocida sucedió el año 1,933 cuando el presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, solicitó al Congreso un plazo de cien días, para enfrentar la crisis económica proveniente de la Gran depresión de 1,929 (crack de la bolsa de Nueva York). Este plazo consensuado con el Congreso sirvió para impulsar el proyecto New Deal que buscó dinamizar la economía estadounidense con la intervención del gobierno en construcción de infraestructura pública, reforma bancaria, agricultura, incremento de salarios, etc. Fueron cien días que hicieron la diferencia para el gobierno de Roosevelt.
Se podría decir que los cien días son un plazo razonable, asumiendo que este período servirá para incorporar las medidas necesarias para administrar el gobierno local y convocar al equipo idóneo para la gestión local. Además, se debe tomar en cuenta que desde el 09 de octubre del 2018 (fecha de las elecciones regionales y municipales), hasta principios de abril, serán casi seis (6) meses; tiempo prudente para las municipalidades provinciales y principales distritos de la región y; más que suficiente en el caso de municipalidades de menor población. Incluso, se podría aprovechar este tiempo para establecer, en primer lugar, una cultura de gobierno abierto con funcionarios capaces de trasmitir confianza a la población y, consolidar alianzas con entidades públicas para mejorar la atención a los ciudadanos.
En algunas municipalidades deben preocuparse por diseñar estrategias que les permitan enfrentar la falta de gobernabilidad que podría ser un factor adverso durante los próximos cuatro años. Son varios los distritos y provincias donde las elecciones se desarrollaron en un ambiente bastante polarizado y con un triunfo muy ajustado de los alcaldes actuales. Este tipo de autoridades obtienen una débil legitimidad y representatividad, con una enérgica oposición y opinión pública contraria; sin olvidar que en la actualidad los gobiernos locales deben rendir cuentas ante poblaciones cada vez más instruidas y exigentes, con mayores herramientas para acceder a la información sobre la administración de sus municipalidades y el comportamiento de sus autoridades; y sobretodo, con bastante expectativa y poca paciencia colectiva.
La ciudadanía espera que después de los cien días las autoridades estén en condiciones de presentar un diagnóstico sobre el estado situacional de las municipalidades y, en base a este informe, sacar sus propias conclusiones sobre el rumbo de la gestión.
Ing. William Boris Gallegos Mendoza
A.N.G. Comunicando Bosque y Cultura