Una pregunta importante al inicio de estas líneas, ¿Qué hace que los peruanos que viven en las cercanías de los recursos naturales como la minería y el petróleo sientan odio por éstas? y por otro lado los gobiernos junto a varios grupos de la sociedad principalmente de Lima y de otras de la costa sienten amor; al extremo de esforzarse tanto por querer extenderles los cheques en blanco so pretexto de mantener el equilibrio macroeconómico; la explicación es válida después de todo, son éstos los principales beneficiarios de los ingresos mineros vía la provisión de servicios.
En esta trama, el creciente descontento de las poblaciones ubicadas cerca de los centros de operaciones mineras, resulta poco entendible por estos sectores y el gobierno que no viven el día a día y no conocen la realidad. Entonces desde nuestras cómodas posiciones en las ciudades nos preguntamos, por supuesto bajo la premisa que nos mitifican los gobiernos: Si la minería significa tantos beneficios, ¿Cómo pueden estar contra una actividad económica que trae crecimiento económico? ¿Por qué la gente no aprecia los avances que las empresas mineras presentan en sus balances sociales? Quizá la respuesta radique simplemente en que aun con minería siguen siendo tan pobres, en que el Estado los sigue eliminando de su condición de ciudadanos; en que sus capacidades económicas no han aumentado y en que, como comunidades convertidos en nada, se ven obligadas a competir con los monstruos de la minería para el uso del agua y de la tierra. Le pregunto a usted ¿Quién tiene las de ganar? Esa es la situación actual, en la cual el odio está inclinando la balanza a favor de las comunidades ignoradas.
No es que quiera hacer apología de la anti minería, lo que pretendo es que como en cualquier país civilizado, las empresas mineras y el gobierno de turno y los “dirigentes” trabajen de manera honesta, con respeto de los derechos humanos de estas sectores vulnerables. Harta sangre ha corrido, las pugnas sociales son históricas, es preciso que el Estado a través del gobierno plantee ¡Políticas de estado! Que haga viable una minería con respeto al ambiente; pero para diseñar e implementar políticas se debe tener un sólido conocimiento sobre el tema. Sabemos lo más irrebatible de la minería, pero todavía tenemos grandes vacíos sobre su funcionamiento y su impacto.
Aquí no sólo se debe discutir si la minera es el motor generador de divisas o discutir cómo repartir las regalías o el Canon ¡No! pregunto ¿No importa la innovación tecnológica? ¿No importa el respeto a nuestra dignidad como nación? ¿Es posible que por unos dólares desperdiciemos nuestro futuro y la salud de nuestros hermanos olvidados? Es lamentable decirlo pero desde que trabajé en el sector minero por allá en los años 70, hoy seguimos manejando técnicas esquemas de teorías surgidas en la primera mitad del siglo pasado, nada ha cambiado en este país permisible donde todo se vende hasta la conciencia.
En cuanto a los conflictos, estos continuaran y nosotros en la amazonia no somos ajenos al asunto desgraciadamente nos hemos asentado sobre una enorme cantidad de recursos energéticos a esto tenemos que sumarle: La ambición del capital, gobiernos corruptos y dirigentes Judas a los que no les interesa en absoluto el ambiente y se limpian el trasero con lo previsto en la Constitución Art. 2º Inc. 22 el derecho a un ambiente sano y equilibrado y las harán si o si. Con este comentario sólo pretendo echar algunas chispas sobre lo que sabemos y lo que no sabemos de la minería, para identificar una agenda que permita diseñar políticas que ayuden a promover el desarrollo nacional, regional y local. Se trata de no caer en el facilismo y fatalismo de quedar atrapados por la maldición de los recursos naturales.