El gobierno de Vizcarra probablemente esté entrando a un callejón sin salida si se deja ser maniobrado como una pirueta por la agrupación mafiosa del fujiaprismo que por no perder los grandes privilegios económicos, le dieron la “confianza” para supuestamente empezar la aprobación de proyectos que le hizo llegar el ejecutivo.
Comprendamos de una manera responsable: de este Congreso el Perú no espera nada; los ciudadanos de este país no esperamos absolutamente nada. De proyectos de ley que genera transparencia a través del Estado no se espera nada; de proyectos de ley para castigar a delincuentes de cuello y corbata como esos integrantes de los “cuellos blancos”, que seguirán burlándose de la justicia peruana, como los hinostroza y chávarry, blindados totalmente por esta mafia del Congreso, lógicamente no se espera ni por equivocación que se hagan o pretendan hacer justicia; de proyectos de ley para que sea rescatado el maestro, viviendo con un digno sueldo con posibilidades para seguir estudiando y viviendo por lo menos con el mínimo decoro, no se espera nada.
Pues la educación no mejorará, sino se empieza a levantar raíces desde las primeras bases desarrollando una currícula nacional de identificación y valoración; una currícula nacional que hable de las desgracias históricas que tuvo el Perú, responsabilizando a políticos que gobernaron el país mientras en sus narices ocurrían las tragedias o eran los generadores de las muertes de peruanos entre peruanos. Una currícula que rescate los valores históricos y económicos de cada pueblo y que se conviertan en ley los proyectos educativos de cada institución.
De qué sirve una curricula nacional cuando todo se convierte en el reflejo de una historia pasiva (los robos, la impunidad y la corrupción continúa), mientras no se vaya creando desde las instituciones educativas una historia activa y comprometida con la causa de todos los hechos, mientras los estudiantes no empiecen a identificar las causas de todas las tragedias históricas que los peruanos venimos atravesando, seguiremos siendo un país pasivo y con gente avivata y corrupta que se aprovechan desde el Congreso.
Que el niño, el adolescente y el adulto vivamos, no con recetas del extranjero, sino con los valores propios que tenemos. Esos valores que faltan ser descubiertos en los estudiantes no podrán multiplicarse si primero el propio estudiante no aprende a descubrirse asimismo, lo multiplique en su propio entorno y sea ejemplo con lo que dice.
Porque todo lo que haga o diga un estudiante, si previamente tiene los valores descubiertos y practicados, entonces más adelante la justicia no será necesario para que haga su trabajo de investigación y sentencia. Porque no habrá a nadie que investigar ni sentenciar, porque ese niño no estuvo envenenado desde pequeño, como el adulto, sobre todo los del Congreso, que empezaron a explorar y cosechar su propia personalidad lo que en la infancia aprendieron la actitud de conseguir el dinero fácil y a montones, sin el trabajo digno.
Si nuestras regiones, si nuestras ciudades y pueblitos más alejados no tienen el despegue social y económico como algunas relativamente grandes urbes, no es porque les cayó del cielo todo, no es por la estructura geográfica de mayor acceso, es porque en algún momento de su historia hubo algunas gestiones impecables que hicieron algo por sus pueblos, hasta que de pronto las ciudades más desarrolladas se detuvieron y otros se estancaron en la inercia del letargo por la ambición y corrupción de sus autoridades.
Si el señor Vizcarra piensa que ya ganó y que ya les convenció a esa gentuza del Congreso, está totalmente equivocado. No le aprobarán los proyectos de ley presentados: inventarán escusas y fingirán pretensiones de los mejores deseos, tratando de endulzar al jefe de Estado y salirse siempre con las suyas, con la impunidad.
No te queda otra cosa señor Vizcarra para cerrar definitivamente el Congreso. Razones existen: uno, para que esa gente sin ningún mérito, más que la aventura, no sigan llevándose millones de soles en sueldo. Dos, que el Perú empiece a regirse por una nueva Constitución.
Mata la dignidad de los peruanos que hasta estos tiempos nos siga normando una Constitución que nació del asalto, del robo y la corrupción que lo encabezó el hoy encarcelado Alberto Fujimori.