A pesar del descrédito social por las componendas para defender intereses personales y de grupo, transacciones bajo la mesa, alianzas trasnochadas, mocha sueldos, fiestas que terminan con fallecido ¿Qué más podemos esperar?
Los llamados parlamentarios, con el rechazo de la población siguen haciendo lo que les viene en gana, sin importarles en absoluto el sentido común de una sociedad que demanda a gritos coherencia, austeridad, responsabilidad, lejos del sentido común arremeten con medidas y acciones que desnudan su falta de sentido humano y ausencia total de solidaridad, ellos legislan pensando sólo en sus beneficios:
Qué importa la recesión
Qué importa la anemia infantil
Qué les importa legislar para mejorar la salud pública y la educación
Qué les importa que existan niños y niñas sólo ingieren una comida al día
«Una mayoría del Congreso puso de contrabando la reelección permanente de congresistas y senadores en el texto sustitutorio de retorno a la bicameralidad»
Y en una muestra de arrogancia, ayer aprobaron en primera votación con 93 votos, 93 a favor, 28 en contra y 1 abstención, el retorno a la bicameralidad en un acto de espaldas a la ciudadanía, a no dudar esto no va a favorecer, porque la población dijo no a la bicameralidad en 2018, el ciudadano de la costa la sierra y nuestra selva ha expresado su descontento con lo que hace el Congreso, porque no podemos tapar el sol con un dedo. Es un mensaje negativo al pueblo decirle “mira, nosotros no respetamos lo que tú dices, no respetamos lo que a través de un referéndum has dicho y hacemos lo que queremos porque tenemos los votos”
La iniciativa legislativa para bicameralidad, salió de la Comisión de Constitución donde se convirtió en dictamen, el cual concentra las propuestas de dieciocho proyectos de ley prommovidos por los grupos parlamentarios Avanza País, Perú Libre, Podemos Perú, Acción Popular, Alianza para el Progreso, Renovación Popular, Perú Democrático y No agrupados.
Estamos hartos de políticos ineficaces e interesados, los peruanos y las peruanas, especialmente aquellos de las regiones pobres, rurales, históricamente los excluidos y marginados, exigen un cambio de rumbo, y en el Congreso no parecen dispuestos a dar marcha atrás. El estancamiento político hace temer un conflicto irresoluble que podría conducir y generar violencia y más muertes.
¿Cómo se torcieron tanto las cosas en el Perú?
La respuesta a esta pregunta empieza por reconocer que las protestas no se han producido en el vacío, son el producto de décadas de desgobierno y corrupción, así como del legado del conflicto civil del país en las dos últimas décadas del siglo XX, que se han combinado para dejar a los peruanos sin derechos, y olvidados por la mal llamada “clase política”
En las últimas décadas, el Perú ha ido dando tumbos de crisis en crisis. Pero esta vez parece que el espacio para el compromiso se ha reducido drásticamente, aumentando el riesgo, ya muy real, de que esto se convierta en un conflicto irresoluble y cada vez más violento.
Apelamos a nuestro historiador Jorge Basadre cuando dijo:
“Y aunque la realidad venga a burlar nuestras esperanzas, alguien debe exigir porfiadamente la dación de un código de ética en el gobierno y de un régimen especial para la sanción contra el delito de enriquecimiento ilícito a base de jurados honorables e independientes que fallen con criterio de conciencia, a todo lo cual conviene agregar un sistema de sanciones severas, contra los difamadores y los calumniadores. De la rebelión sistemática contra el enriquecimiento ilícito pueden derivarse fórmulas para controlar distintos tipos de despilfarro y también estímulos para robustecer nuestra moral colectiva disminuida en tantos casos, por múltiples, crecientes y hasta impunes evidencias de incumplimiento del deber”.
Son palabras que, lamentablemente, no han perdido su acusadora vigencia.