El lunes 13 del presente mes publiqué en este medio un artículo con el título: “¡Necesitamos esa revolución!”, para orientar el desarrollo regional y el desarrollo local, pilares fundamentales para implementar y ejecutar las políticas públicas nacionales, que es una obligación y responsabilidad de los tres niveles de gobierno, dentro de los marcos de las leyes de modernización de la gestión del Estado y de la ley de bases de la descentralización y conseguir los objetivos supremos del bien común (felicidad de la gente) y el bienestar de la ciudadanía. Inclusive, me he tomado el tiempo de formalizar mis propuestas tanto a nuestro Gobernador Regional, don Walter Grundel Jiménez, como a Lluni Perea Pinedo, nuestra alcaldesa de la provincia de San Martín.
Independientemente de si los que reciben mis propuestas me tengan o no simpatía [porque hay un ingeniero que se ha propuesto desacreditarme en todos los niveles, usando como argumento el tema del FONDEAGRO, y treinta años estoy preguntándome el por qué lo hace y está detrás de todas las campañas a pesar que le privilegié en todas mis decisiones], mis propuestas no tienen sino el interés de servir y aportar, pero terminan archivándose o lo derivan a funcionarios donde solo ponen la clásica frase de “acciones necesarias”. Esto es no jugar limpio.
El diario VOCES publica de manera permanente sobre la grave problemática regional de los bosques, del agua, del turismo, la preocupación por el proyecto de carretera Moyobamba-Balsapuerto (lo que originará el desastre ambiental de la Amazonía), y solo nos estamos contentado con realizar talleres magistrales, pues, en que va del año, se han realizado más de doscientos talleres sobre competitividad, desarrollo sostenible, biodiversidad, educación, turismo, innovación, adaptación y mitigación al cambio climático, agricultura familiar, agroecología, cero deforestación, financiamiento agrario, la ética y la integridad públicas, la gobernanza, economía circular y un mil más de temas. Pero la tragedia es que: los funcionarios que deben decidir no nos quieren escuchar o no entienden del problema, entendiendo el problema tienen miedo de actuar o por cualquier otra razón.
Una de las grandes debilidades o limitaciones para no gestionar con eficiencia (racionalidad y ahorro en usar los recursos, relacionado a la administración) y efectividad (satisfacción de la gente por la intervención y decisiones políticas), es que las entidades se manejan como compartimientos estancos (en mi función no se mete nadie), como señalara Francisco Sagasti. Otra de las debilidades es que tenemos instancias que duplican o superponen funciones. Por ejemplo, desde la gestión de Víctor Manuel Noriega Reátegui estoy proponiendo modificar el Reglamento de Organización y Funciones del Gobierno Regional, porque se ha creado un absurdo: cambiar la denominación de las Agencias Agrarias por el de Agencias de Desarrollo Económico (Local). He explicado que el “desarrollo económico” es una función específica y exclusiva de los gobiernos locales, y sobre esto deseo conversar con nuestro Gobernador Regional y, conociendo su inteligencia, sé que me escuchará. (Comunicando Bosque y Cultura).