Los seres humanos hemos creado, en el transcurso de la historia, diversas reglas de juego en el campo económico, político y social. Con las personas con las cuales frecuento, las que pueden dar fe, habrán escuchado en su momento como explico el hecho de que todos nosotros somos seres económicos, políticos y sociales desde que nacemos hasta que pasamos a mejor vida.
Dentro de la dimensión política, la cual abordaremos en el presente artículo de opinión, hemos ido viviendo, en comunidad, diversas transformaciones políticas, por recordar y a manera de ejemplo miremos los aportes de Platón, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, la Carta Magna en 1215 – donde se sometía al rey a la ley de la tierra-, los aportes de Hobbes, Locke, Montesquieu, la Revolución Americana, Revolución Francesa, entre muchas otras que contribuyeron a tener un sistema político, de acuerdo a cada realidad, que busque y se desplace para alcanzar bien común.
Estos acontecimientos, desarrollados en el tiempo, le han costado mucho a las generaciones que nos han antecedido, muchas personas han entregado su vida y sus ideales por construir una causa, que aunque imperfecta, otorgó pesos y contrapesos, procedimientos y procesos, instituciones y organizaciones, derechos políticos fundamentales, que hoy imperan en nuestra vida democrática.
Y es que en democracia se accede a un cargo de representación a través de elecciones libres y periódicas en el marco de un estado de derecho. Esto lo sabe y lo han vivido desde el Presidente de la República hasta el alcalde del centro poblado más alejado de la patria, desde la dirigencia de un partido político hasta la de un movimiento regional.
Entonces, la pregunta que formulo es la siguiente ¿Qué atributos diferencian a alguien que viene a cumplir con una representación política con alguien que está por la inercia que representa el título de un cargo? Y me atrevo a contestar la pregunta con la palabra: Responsabilidad, la misma que Sartori referenció en debates anteriores para referirse al concepto de representación.
¿Responsabilidad a secas o a solas? Pues, no. Responsabilidad con la historia de las transformaciones antes mencionadas. Responsabilidad con la democracia, el sistema político y el estado derecho la misma que ha otorgado la predictibilidad necesaria para una vida política en comunidad. Por tales razones, un representante ya sea de un gobierno nacional, de un partido político o de una Apafa está ahí para dignificar y cumplir con responsabilidad el encargo de los representados.
Es natural que en medio de la dinámica política existan posturas y posturas, unas más extremas que otras, en cuanto a razones se refiera, pero cuando estas premisas afectan a esa representatividad responsable en democracia es donde se ven aquellas voces, que en medio de la tempestad, son como faros recordando a donde no debemos volver y adonde sí debemos llegar.