Sólo con el ánimo de esclarecer un tema que ha sido tocado por el todavía vigente Fiscal de la Nación, y que apareció ayer en casi todos los diarios de la capital y tal vez de todo el Perú, comentaremos hoy las elucubraciones de uno de los probables integrantes de clan “Los Cuellos Blancos”.
La condición de “máxima autoridad” del Ministerio Publico, se gana con la práctica constante, casi religiosa de la función y en estricto apego al Honor y la Dignidad, primos hermanos de la Imparcialidad, la Decencia y la Responsabilidad.
Todos estos valores, Virtudes y Cualidades son partes integrantes de la formación de una persona que; supuestamente por vocación, estudia la carrera del Derecho.
Son los elementos constituyentes de la materia exigible; en quien pretende erigirse en defensor de los sagrados intereses de los ciudadanos que acuden confiadamente hasta él o ella, en la búsqueda de la solución que anhelan y merecen.
La Jerarquía establece; grados, rangos, escalas, y también subordinación, obviamente el Fiscal de la Nación la ostenta, por el nombramiento; mas el Respeto de las subordinados se gana, se logra, a base de acciones impolutas, estrictamente enmarcados en lo legal y no en las circunstancias que propicien el beneficio personal o el de otras personas, empresas o grupos.
Una prístina investigación del caso, que finalmente conduzca sin asomo de duda, a la correcta administración de Justicia, no sólo es una esperanza para quien tiene la razón, es la exigencia de todo un pueblo, de todas sus instituciones.
El reclamo de Respeto que lanzó estentóreamente el aún Fiscal de la Nación, en golpe directo al plexo solar del Fiscal; José Domingo Pérez, el día de ayer y la clara amenaza de que será juzgado por el Órgano de Control Interno del Ministerio Publico hasta lograr su expectoración, es una señal clarísima de, como son las relaciones al interior de esta institución del Estado; o “estás conmigo, o te me vas”.
Qué forma o manera impropia de tratarse entre ambos; el fiscal, J.D. Pérez, clamando ante cámaras “el anda vete” de la máxima autoridad y este, diciéndole ante casi toda la prensa nacional; “por haberme faltado el respeto, he ordenado te despidan”.
Un caso realmente “sui-géneris”; único, impensable en dos profesionales del Derecho en los que descansa parte de las esperanzas del pueblo peruano a ser juzgado con probidad, decencia, responsabilidad, y decoro.
Ojalá, alguien les alcanzara este modesto comentario y algunas verdades y principios que parece ser, han olvidado; Convivir en el marco de una sociedad, exige reflexionar respecto al valor del Respeto. Hablar de Respeto, es referirse a los demás, es marcar las diferencias entre lo que puedo o debo hacer sin afectar las posibilidades de otros. Las leyes y sus reglamentos establecen las reglas inmovibles de lo que debemos respetar, lo mío concluye, donde comienzan los derechos ajenos.
El Respeto, no sólo está orientado hacia las leyes. También es requerido en el hogar, entre padres e hijos, en la escuela; entre maestros y alumnos. En todo lugar civilizado.
El Respeto; señores fiscales es el reconocimiento, aprecio y valoración de las cualidades de las personas con las que trabajamos, el Respeto va y viene en uno y otro sentido, ser “ la máxima autoridad” no es un requisito único y suficiente, el Respeto, la Estima se “gana”; practicando el ejercicio del cargo con Transparencia, Honestidad y Dignidad. Adiós Sr. Chavarry, Feliz Navidad!