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Rodolfo Pérez Grossmann: El médico que hizo de la visión su misión

El hijo del Alto Mayo que ha transformado la vida de miles sin olvidar sus raíces, capacidad y humildad al servicio de la humanidad, la ciencia ilumina caminos.

La distinción como Doctor Honoris Causa es, en realidad, un eco tardío a la vocación de servicio, disciplina y humildad de un médico peruano que decidió poner la ciencia al servicio de la visión humana. Este jueves 4 de diciembre de 2025, la sede de la Universidad Jaime Bausate y Meza (UJBM), en Lima, se convertirá en el escenario donde se reconocerá la trayectoria del Dr. Rodolfo Alfredo Pérez Grossmann, un hijo de la Amazonía que llevó su talento desde las aulas de Moyobamba hasta los principales centros médicos del mundo.

Este honor, otorgado por sus méritos científicos, académicos y profesionales en beneficio de la ciencia médico-oftalmológica, es también un tributo a un camino labrado con esfuerzo, visión y una vocación de servicio inquebrantable. Un camino cuya raíz se hunde en la tierra fértil de la Amazonía peruana.

La historia del Dr. Pérez Grossmann comienza en las aulas del Colegio Nacional Ignacia Velásquez de Moyobamba, donde nacieron los valores y la disciplina que lo llevarían a la cima de la medicina. Su destino se consolidó al ingresar a la prestigiosa Facultad de Medicina de San Fernando de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la casa mayor de la medicina peruana. Sin embargo, fue durante su SERUMS en Naranjos, en el Alto Mayo, cuando su vocación adquirió un sentido más profundo. Allí, lejos del confort hospitalario, comprendió lo que significaba llevar salud y esperanza a comunidades que viven con carencias históricas. Esa experiencia templó su sensibilidad, reforzó su humildad y selló para siempre su compromiso con quienes más necesitan.

Su convicción por la especialización y la excelencia lo llevó más lejos. Obtuvo el Postgrado en Glaucoma Research and Education Group (Shaffer Fellow) en San Francisco, participó en el Curso Andino de Oftalmología en Medellín, Colombia, y en programas académicos del Cono Sur en Argentina. Sumó a ello su paso por el Instituto Nacional de Oftalmología (INO) en Perú y su experiencia formativa en la Universidad de Stanford (USA), donde consolidó su visión científica global.

Hoy, su nombre aparece en múltiples publicaciones científicas, capítulos de libros especializados y hasta patentes de dispositivos quirúrgicos y nuevas técnicas para el tratamiento del glaucoma. Ha sido ponente en congresos y encuentros médicos en diversas capitales del mundo, siempre llevando consigo la bandera de la investigación peruana y defendiendo la ciencia con pasión, rigor y sencillez. Quienes lo conocen resaltan no solo su brillantez, sino su trato cálido, su vocación por escuchar y su inmensa calidad humana. Para muchos, el Dr. Pérez Grossmann es, ante todo, un servidor.

Pero si hubiera que elegir un aporte capaz de iluminar su legado, ese sería el AquaLumen, el dispositivo revolucionario que diseñó tras años de estudio y práctica. Este instrumento crea un nuevo canal de salida del humor acuoso sin cortar los tejidos del ojo, lo que permite una recuperación rápida y resultados altamente efectivos en pacientes con glaucoma. Su desarrollo ha transformado procedimientos quirúrgicos en diversos países y ya se aplica con éxito en Estados Unidos, abriendo nuevas posibilidades para la investigación y el tratamiento de esta enfermedad silenciosa que amenaza la visión de millones de personas. El AquaLumen es, sin duda, la materialización de su ingenio y de su compromiso con la salud visual global.

Yendo a vacunar en la comunidad nativa Alto Mayo durante el SERUMS

Por eso, la ceremonia de este jueves no es solo un evento académico. Es un reconocimiento de país a un niño del Alto Mayo que, desde un colegio nacional en Moyobamba, se atrevió a soñar. Un sanmarquino que convirtió la adversidad en motivación. Un médico peruano que creó un dispositivo capaz de cambiar la oftalmología mundial. Un hombre que demostró que la grandeza científica se potencia cuando camina de la mano con la humildad.

Este 4 de diciembre, el Dr. Rodolfo Alfredo Pérez Grossmann, inventor del AquaLumen, será investido como Doctor Honoris Causa por la Universidad Jaime Bausate y Meza. Y con ese reconocimiento, su nombre se eleva como un faro de inspiración que recuerda que la luz, a veces, también se crea desde el corazón de la selva.

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