Es pequeño, canta profundamente, se llena de éxtasis y su melodía es infinitamente variada. Canta tanto de día como de noche, pero a menudo su canto se ahoga en ruidos perturbadores.

Siempre se ha pintado de pies a cabeza como un sujeto irresistible, el típico Don Juan, ese callejonero con “sabor”, al que toda mujer cae rendida y hace lo que él quiera. Se promociona como el macho, ese que te deja feliz, pero todo eso se esfuma y se pierde en el aire, cuando sale de su boca fresca expresiones grotescas con sabor a hombre herido, por no decir, cornudo.

Me refiero a Tony Rosado, el personaje que utiliza frases como “Ya te olvide conch….”, “Al final ni los perros te van a orinar”, “Si te vuelvo a ver, te mato”, expresiones con bastante carga violenta, que no hace más que denigrar a la mujer, de incrementar el machismo y el odio. Así es, el ruiseñor se pinta de cuerpo entero como un vil misógino.
“Es parte del show, las chicas se suben al escenario a que yo las toque (…) Entonces, qué quieres que haga. Si no lo hago, dicen que soy maricón. Yo no lo hago en el sentido de cochino, de hacerle daño, de manosearla, sino de bailar nada más. No soy machista, cada persona tiene su forma de ser”, expresó a medios de comunicación, justificando su actitud, porque según él, no odia, ni violenta a la mujer. Leer y escuchar sus declaraciones, es como para reírse a carcajadas, pasa de león a un gatito con miedo a ir a la cárcel.

Da náuseas las letras de sus canciones, sobre todo ver el odio con que hombres ya pasados de copas cantan la letra como si fuese himno, recordando quizás alguna infidelidad.

El ruiseñor ha normalizado en sus conciertos agraviantes y violentos mensajes. En redes sociales, en el trabajo, en la casa, en la calle, en todos lados, han salido hombres a defender a su ídolo macho, porque según ellos, “su boquita de caramelo” no es nociva, que sus frases no hacen daño a nadie y que sus tocamientos en el escenario, es algo para no alarmarse, sí, esto y más ha generado tipos como éste pájaro diminuto, hay masas creyendo que el machismo es normal y que la mujer debe soportar todo.

Por otro lado, los mismos defensores del ruiseñor añaden que también se sienten afectados por las canciones de Marisol, en la que les dice basuras y escobitas, pero si nos detenemos a analizar, la cantante Marisol expresa frases despectivas a los hombres infieles y tiene razones de sobra, pero nunca se ha observado que haya subido al escenario a hombres y les haya querido quitar los calzoncillos, se haya sobado en sus miembros viriles o les haya manoseado, tampoco escuché que les haya dicho lisuras de alto calibre y menos que les haya golpeado en concierto en vivo. La diferencia es abismal y no se puede defender lo indefendible.
Lo más doloroso no es solo darnos cuenta que las mujeres siguen siendo maltratadas en sus hogares, en sus trabajos, en la calle, sino también en la publicidad, donde se las muestra desnudas, sino también en canciones, en donde sino se la pone como objeto sexual, se hace apología al feminicidio. ¿En qué país estamos?

Terminaré con una frase que mencionó en una publicación la tan directa Luisa María Cuculisa: “¿Qué culpa tiene una que a él le vaya mal en el amor y después salga diciendo bestialidad y media?

De canticos inolvidables a ruidos molestos y nauseabundos. Basta Ruiseñor, estamos cansadas de ti.