«El futuro de la Amazonía empieza en nuestras decisiones hoy»
La pregunta no es si se puede detener la deforestación, sino si estamos dispuestos a construir un nuevo modelo de desarrollo amazónico que tenga al bosque como protagonista, y no como obstáculo.
En el Perú, la lucha por conservar los bosques tropicales continúa con fuerza, y San Martín se encuentra en una posición crítica. Según el Programa Nacional de Conservación de Bosques, en 2023 el país aún cuenta con más de 67,6 millones de hectáreas de cobertura boscosa. Sin embargo, la pérdida anual sigue siendo preocupante: solo el año pasado se deforestaron 132.216 hectáreas, una cifra que, aunque menor que los picos de años anteriores, sigue representando una amenaza seria.
La región San Martín, históricamente una de las más afectadas por la deforestación en la Amazonía peruana, enfrenta una presión creciente por actividades agrícolas, expansión urbana y extracción ilegal. A pesar de los avances en reforestación y control, los datos muestran que la pérdida de cobertura forestal persiste a un ritmo preocupante. Esta situación pone en riesgo no solo la biodiversidad local, sino también la seguridad hídrica y climática de toda la región nororiental del país.
Aunque la cobertura de bosque húmedo amazónico se mantiene oficialmente en 100%, esto no implica que esté exento de riesgos. Las estadísticas deben ser vistas con una mirada crítica y local. En San Martín, donde la frontera agrícola avanza y los incentivos para el cambio de uso del suelo no siempre se alinean con la sostenibilidad, es fundamental reforzar las políticas públicas y apoyar a las comunidades locales que protegen activamente sus bosques.
La urgencia no radica únicamente en detener la pérdida de hectáreas, sino en construir una visión regional que entienda al bosque como eje de desarrollo. La Amazonía, y particularmente San Martín, no pueden esperar. La conservación debe ser también una apuesta estratégica.
Propuestas desde el territorio
Pero no todo son malas noticias. San Martín también es una región pionera en iniciativas de conservación y desarrollo sostenible:
Manejo forestal comunitario y acuerdos de conservación: comunidades locales han firmado compromisos para proteger bosques a cambio de apoyo técnico, acceso a mercados y servicios.
Reforestación con especies nativas: proyectos como los de los viveros comunitarios impulsan la recuperación ecológica y generan empleo verde.
Certificación de productos sostenibles: café y cacao de la región han comenzado a exportarse con sellos de comercio justo y orgánico, lo que reduce la presión sobre el bosque.
Educación ambiental y gobernanza territorial: algunos gobiernos locales han empezado desarrollar planes de ordenamiento territorial que integran la variable ambiental, promoviendo un uso del suelo más racional.
Un llamado urgente
La Amazonía no es solo un pulmón verde; es un sistema vital para la estabilidad climática del país y el mundo. San Martín puede ser ejemplo de transición si se articulan esfuerzos entre el Estado, la sociedad civil, las comunidades y el sector privado.
La pregunta no es si se puede detener la deforestación, sino si estamos dispuestos a construir un nuevo modelo de desarrollo amazónico que tenga al bosque como protagonista, y no como obstáculo.